Jimin es un lindo y pequeño omega, enamorado de cierto alfa indiferente, tras pensarlo durante mucho tiempo, su mejor idea para conquistarlo, era secuestrarlo y esperar a que acceda ser su novio.
Omegaverse.
Capítulos cortos.
Portada: etternaly
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Jimin sostenía la taza de té entre sus manos, con los ojos bajos y la mirada perdida en el líquido humeante.
Su madre estaba sentada frente a él, con las manos cruzadas sobre la mesa, observándolo con una paciencia infinita.
—Tómate un tiempo, hijo.
Jimin apretó los labios.
—No es tan fácil, mamá.
—Lo sé —su madre suspiró—. Pero estás muy atormentado. No puedes tomar decisiones cuando tu corazón y tu cabeza están en guerra.
Jimin sintió su pecho apretarse.
Yoongi... y ese alfa.
Todo había pasado tan rápido. Demasiado rápido.
Él solo quería que su vida siguiera como antes, sin este dolor, sin esta confusión.
—Eres joven, Jimin. —Su madre sonrió con tristeza—. Creemos que el amor es algo que debemos entender de inmediato, pero no siempre es así.
—Pero yo...
—Solo date tiempo —insistió ella, colocando su mano sobre la de Jimin con suavidad—. Y no te castigues por lo que sientes.
Jimin tragó saliva y asintió débilmente.
Pero el vacío en su pecho no desapareció.
Terminar, o seguir lastimándose.
Jimin sintió el aroma de Yoongi antes de verlo.
Un aroma que siempre había sido su refugio, una mezcla cálida de ciruela y agave que lo envolvía en seguridad, en amor. Pero esta vez... era diferente.
Esta vez, su aroma venía acompañado de algo más.
Dolor.
Los aromas de ambos ahora chocaban entre sí, creando una tormenta de emociones que envolvía cada rincón.
El alfa estaba de pie en la entrada de su habitación, con una caja de Chocolandia en las manos.
Su lugar favorito.
—Te traje esto —dijo Yoongi, ofreciéndole la caja de chocolates con forma de rosas.
Jimin la tomó con manos temblorosas.
Pero en lugar de sentirse feliz, se sintió culpable.
Los chocolates pesaban en sus manos como si llevaran consigo toda la carga de su amor, todo lo que estaban a punto de perder.
—Gracias... —susurró, su voz apenas un murmullo.
Yoongi avanzó un paso más, sin apartar la mirada de su omega.
—Jimin, ¿Cómo dormiste? ¿Descansaste?
El omega sintió su corazón latir con fuerza cuando Yoongi inclinó un poco el rostro, acercándose para besarlo.