Capítulo 20.

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Me desperté por la molestia de unos cuantos rayos de sol que me daban directamente en la cara, pude notar que Draco ya no me abrazaba, abrí los ojos lentamente y me giré de lado en la cama y allí estaba, observándome con esos hermosos ojos grises que me encantaban.

- ¿Qué haces? -le pregunté.

- Mirarte.

- ¿Mientras duermo? ¿Y no te aburres?

- ¿Debería aburrirme? -hizo una pausa, se tumbó boca arriba y miró al techo- me encantaría despertar así todos los días –giró la cabeza para mirarme a los ojos- contigo a mi lado.

- Aww, Draco... -sonreí mientras me incorporaba y me sentaba encima de sus piernas para poder besarle mejor- bien, ahora sí, buenos días -volví a sonreír.

- ¿Qué quieres hacer hoy? -me preguntó descansando sus manos en mi cadera.

- Bueno, lo primero desayunar, lo segundo ir a Londres muggle a comprar los regalos de navidad, luego comer y por la tarde, pues no sé, ya se nos ocurrirá algo...

- Pues mientras tú te vistes y eso, yo voy a despertar a Blaise y a Theo -se levantó para ponerse un pantalón de pijama y después apoyarse en la puerta bajo mi atenta mirada- a no ser, que me quieras esperar para ver como te vistes –alzó las cejas juguetonamente.

Yo le tiré un cojín mientras reía y él se escondió en el pasillo esquivándolo también riendo.

- Ah ¡y oye! -le grité, la cabeza de Draco apareció por la puerta- no os vistáis con vuestros típicos trajes negros, intentad poneros las cosas más muggles que encontréis.

- Entendido -me dijo Draco para después marcharse.

Yo me metí a la ducha y cuando salí me vestí con unos pantalones azules, una camiseta de tirantes blanca y encima una chaqueta de lana también azul, cogí también un gorro, una bufanda y un par de guantes a juego porque en la calle hacía muchísimo frío, estaba segura. Cuando salí de nuevo a la habitación Draco no estaba, no quería saber saber que estaría haciendo para despertar a esos dos, así que como buena novia que soy le arreglé la habitación (con magia, obviamente) y se me ocurrió una idea.

Bajé a la cocina y me puse a preparar el desayuno, Molly me había enseñado a hacer todo tipo de comidas deliciosas. Cuando terminé puse la mesa y oí unas voces que bajaban las escaleras.

- Draco, es imposible que haya desaparecido, por Merlín que solo es una casa -decía la voz de Blaise.

- Pero se supone que ella tenía que estar vistiéndose en mi habitación, he ido y no estaba -decía la voz preocupada de Draco.

- A lo mejor ha ido al jardín a dar un paseo o algo -decía la voz de Theo.

- Bueno, vamos a comer algo y ahora la buscamos –dijo Blaise despreocupadamente y cuando los vi aparecer en la cocina pude observar sus caras asombradas ante el gran desayuno que había preparado para los cuatro.

- Buenos días -dije sonriendo dulcemente, me acerqué a Theo y Blaise y los abracé y les di un beso en la mejilla a cada uno mientras que a Draco le di un beso corto en los labios.

- Draco... creo que la hemos encontrado -dijo Blaise.

- ¿Cómo has hecho esto? -me preguntó Draco.

- Quería daros una sorpresa, así que me acordé de todas las recetas de comida mágica que me enseñó Molly ¿Os gusta? -pregunté.

- Todavía no hemos probado nada, pero tiene buena pinta -dijo Theo mirando embelesado la comida.

- Pues venga, vamos a desayunar que se enfría.

Todos nos sentamos en la mesa dispuestos a empezar a comer y cada cinco minutos alguno comentaba cosas como: "delicioso", "está buenísimo" o "Draco, tu novia es perfecta".

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