Capítulo 33.

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Al día siguiente al despertarme decidí ir a desayunar en pijama, porque no tenía muchas ganas de vestirme tan temprano.
Llegué a la cocina y cogí la tostadora junto con el pan y lo que quería ponerme en el sándwich que me iba a hacer, también cogí zumo y me puse a desayunar.
Después de un rato bajó Draco.
- Hola, ¿por qué estás en pijama? -me preguntó.
- No he tenido ganas de cambiarme -le contesté.
- ¿Y qué es esto? -me preguntó otra vez señalando la tostadora.
- Es un aparato muggle que sirve para tostar el pan.
- Ams... eh, ¿me harías tú el desayuno, por favor? Es que tú ya sabes que yo no sé cocinar y menos al estilo muggle y eso... aparte, tienes que practicar mucho para cuando nos casemos y tengas que cuidar a nuestros hijos -me miró divertido.
- ¡Já! Mira, lo primero que te digo Draco es que si, en algún momento nos casamos y tenemos hijos...
- Que los tendremos -me interrumpió.
- Cállate, no me interrumpas –le escuché reír-. Decía que, si algún día me caso contigo, no pienses que me vas a tener en casa como tu esclava haciendo las tareas domésticas, no Draco, yo voy a trabajar, no sé todavía si quiero ser auror o trabajar en el Ministerio o en Hogwarts, eso de momento me da igual, solamente te digo que tendríamos que colaborar los dos en casa, ¿entendido? -le dije mientras le hacía su sándwich- te lo hago ahora porque no sabes utilizar nada de esto, pero algún día aprenderás, te lo juro.
- Si, si, tranquila, era una broma, yo también ayudaría un poco, me costaría aprender pero no pienses que soy tan machista.
- Según lo que tengo entendido, los Malfoy siempre se han caracterizado por ser personas... normalmente un poco machistas.
- _____ dime una sola vez en la que yo me haya comportado como un Malfoy cuando estoy contigo -me dijo sonriendo.
- Cierto -le sonreí de vuelta- y que sepas que me gustas más cuando eres Draco, solo Draco, sin apellidos.
- A mi también me gusta ser solo Draco, pero hay veces en las que tengo que sacar el Malfoy que llevo dentro...
- Ya, ya lo he visto...

Le pasé su sándwich ya preparado y cuando terminamos los dos de desayunar él se quedó mirando un poco la televisión y yo fui a cambiarme por unos shorts blancos, una camiseta de tirantes rosa pastel y unas bailarinas del mismo tono.
Decidí ir a despertar a mi hermano y a Ron que, si mis cálculos no fallaban, estarían aún durmiendo.
- Harry, despierta -le dije moviéndole del hombro, Harry se despertó y se puso sus gafas, y aunque aún seguía un poco adormilado consiguió verme claramente, supongo.
- ¿Quién eres tú y qué has hecho con _____? -me preguntó mi hermano.
- ¿Por qué lo dices? Soy yo.
- Sé que tú no eres _____, lo primero porque mi hermana no se viste así -dijo mirándome, yo miré mi ropa. Está bien puede que hoy me haya pasado un poco con el color rosa, pero ¿qué mas da?- y lo segundo, nunca, y digo nunca porque es nunca, mi hermana me ha despertado suavemente, ella prefiere los gritos y los sustos.
- Harry soy yo, en serio, porque hoy no te haya despertado con gritos y sustos no significa que no sea yo, tú tranquilo que a la próxima ya te despertaré como tú y yo sabemos –le sonreí- ahora si me disculpas -fui hacia la cama de Ron- Ron despierta... -y le moví el hombro igual que a mi hermano.

Lo que pasa es que Ron siempre ha tenido el sueño mucho más pesado que él.

- Mmm... cinco minutos más –me dijo girándose aún durmiendo.
- No, Ron venga despierta, Ron, ¡despierta! -logré hacer que se sentará en la cama y me mirara con los ojos entrecerrados.
- ¿Mamá? ¿Me has traído el desayuno a la cama? Oh, un pastelillo, gracias mamá -se levantó (para mí que aún seguía dormido) me cogió el pelo y empezó a morderlo.
- ¿Qué haces demente? -le empujé y cayó a la cama.
- Mamá, el pastelillo me ha empujado -dijo aún con los ojos cerrados.
- Es sonámbulo a veces, no sé si te lo había dicho –intervino entonces Harry.
- ¿Piensa que soy comida? -le dije dándole la espalda a Ron y mirando a Harry.
De repente sentí que me mordieron el hombro.
- ¡Ron! -le pegué una bofetada en la cara con la mano abierta, cayó al suelo creo que inconsciente- joder, mírame, estoy sangrando, Harry ayúdale tu, yo voy a verme esto.
Salí de la habitación y me fui corriendo al sofá donde estaba Draco.
- Draco, por favor ayúdame.
- Merlín, _____ ¿qué te ha pasado? -me dijo preocupado y mirando como mi hombro sangraba cada vez más, el idiota de Ron tenía unos dientes fuertes, claro, ¿quién no pegaría unos mordiscos así de salvajes si se pasa comiendo todo el día?
- Ahora luego te lo cuento, intenta curármelo primero, me da yuyu la sangre.
- Vale -sacó su varita e hizo que dejara de salirme sangre, luego me cerró la herida y solamente me quedó un pequeño morado.
- Wow, sí que sabes hechizos para curar a la gente -le dije sorprendida mirando mi hombro.
- Sí, bueno son los que más me gustan, me parecen interesantes y muy útiles por eso me aprendo todos los que puedo, ¿y ahora me explicarás cómo te hiciste eso? Parecía una mordida, y aquí no hay animales que te hayan podido morder.
- Fue Ron -dije con fastidio.
- ¿La comadreja te mordió? ¿Por qué?
- Estaba sonámbulo y me confundió con un pastelillo...
- Eso es porque estás muy buena –y se echó a reír el desgraciado.

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