#307: The Holder of Winter

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En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución mental o centro de reinserción social a donde puedas llegar. Cuando alcances el escritorio principal, pregunta por visitar a quien se hace llamar El Portador del Invierno. Si el trabajador comienza a llorar, estarás en el lugar correcto. En recepción llamarán a seguridad, y serás escoltado fuera del edificio, saliendo a una calle fría en medio del otoño después de una tormenta de nieve. Comienza a caminar por la calle. Las casas estarán oscuras, en un eterno crepúsculo. Es bueno el que aún puedas oír a los grillos y el grajeo de los pájaros, pues si se detienen, deberás correr. Cualquier dirección servirá mientras continúes en la calle. Si el sonido de los pájaros regresa, detente. No te aventures fuera del camino, pues las cosas en los árboles odian la compañía.

Si ves un cuervo solitario en los cables eléctricos deberás dejar de moverte. En caso que un cuervo blanco tome su lugar, debes cuidadosamente caminar dando una vuelta y rápidamente dirigirte por el lugar donde viniste; si corres, te escuchará, y el dolor que provocará el festín sobre ti nunca conocerá fin. Todo se volverá silencioso y ellos sabrán que han sido vistos, por lo que no hagas nada inútil como correr. El cuervo comenzará a volar a un ritmo terriblemente lento hacia ti. Una vez hayas visto sus ojos verdes, serás incapaz de apartar la mirada de ellos, pues si lo haces, el tiempo se acelerará hasta mediados de invierno y serás incapaz de moverte, dejado morir congelado lentamente en la nieve.

Una vez el cuervo aterrice, actuará como si no estuvieras allí y picoteará el suelo. Si su cabeza se da vuelta, mantén tu mirada allí, donde deberían estar sus ojos. Sólo podrás hacerle una pregunta: ¿Qué vamos a ganar al traer al invierno?

El cuervo continuará picoteando el suelo mientras lo miras. Si se vuela en este momento, te ha considerado indigno incluso para matarte, dejándote escapar, pero nunca deberás volver por este Objeto, por el miedo a la muerte. Pero si de repente se voltea y comienza a mirar directo a tus ojos, casi como si mirara a través de tu alma, el tiempo dejará de ser mensurable, y el frío del invierno te congelará hasta los huesos, pero no apartes la mirada. El cuervo crascitará una vez y comenzará a volar, pero no debes perderlo de vista; debes darle caza. Llegarás a un bosque, y el cuervo volará a través de los árboles. Tienes que mirar a donde desapareció y entrar en la espesura tú mismo. Falla en localizarlo, y ni siquiera el suicidio te salvará de las criaturas que llaman a este bosque su hogar.

Llegarás a un claro, y encontrarás al cuervo ya hace mucho muerto y podrido, todo lo que quedará de él será uno de sus lúcidos ojos verdes. Sentirás el abrumante impulso de arrancarte un ojo y remplazarlo por ese, resiste, y eventualmente caerás inconsciente. Cuando despiertes, estarás en un parque cercano a tu hogar, cubierto en una fina capa de nieve. El ojo verde del cuervo estará en tu mano izquierda. Si miras directamente en su pupila, morirás instantáneamente. Las criaturas del bosque se vuelven hambrientas cuando no vienen Buscadores.

El ojo es el Objeto 307 de 538. Quienquiera que mire este ojo, será consumido por las criaturas. ¿Los utilizarás para gobernar, o para salvarlos?

Los portadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora