Capitulo 39

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Mientras la lluvia seguía cayendo ya pasadas las once de la noche, los chicos se hallaban dormidos en la sala de la casa con cobijas y almohadones que les había dado Rubén. Cómodamente se instalaron en los sillones luego de terminada las charlas y los bocadillos, el silencio había vuelto y solo se escuchaba las pequeñas gotas golpeando las ventanas. Era raro dejar quedar otras personas a dormir allí, bastante complicado le había resultado cuando Mangel se quedó por primera vez pero ahora no era tan incomodo, quizás sea porque se estaba acostumbrando al hecho de relacionarse y dejar que invadan esa distancia que Rubén había creado por tanto tiempo.

Pero no todos dormían, Rubén aun no lo hacía, por alguna razón el sueño aun no le invadía y solo observaba a los demás un poco aburrido esperando poder descansar. Frotando sus pies entre sí mas seguidamente un estornudo era claro que la cobija que tenía no era suficiente para abrigarle del frio. Entonces sin hacer ruido se puso de pie colocándose su calzado y se alejó subiendo las escaleras para buscar algún otro abrigo. Era una noche fría y justamente esa casa no era la mejor en tiempos frescos, ya debía ser momento de comenzar a sacar las estufas guardadas seguramente.

No quería encender luces para no llegar a molestar a nadie por lo que hizo ese tramo de la sala hasta su habitación con la linterna y sin pisadas fuertes.

Abrió la puerta sintiendo una corriente helada contra su cuerpo, ese cuarto siempre fue el más frío de todos y recién ahora se estaba dando cuenta de eso. Allí de pie, solo teniendo esa vista que la luz de la linterna proporcionaba le generaba cierto disgusto, como si aquel lugar al que siempre lo vio mas cómodo que cualquier otro sitio ahora se convirtiera en el más perturbador, solo de recordar esas noches tristes donde en varias oportunidades sus cuchillas eran su única compañía le provocaban nauseas. No obstante, no lo rechazaba por completo, las viejas costumbres no son fáciles de apartar aunque esté haciendo un increíble trabajo. Pero ya no volvería a ser esa persona...

Avanzó a su cama para quitar la cobija que tenía y así llevársela para volver a unirse a los demás pero un movimiento brusco hizo que se cayera su linterna alumbrando hacia el cajón a un lado de la cama, volvió a sostenerla pero ya había captado su curiosidad de lo que había adentro. Pensó que ese cajón ya no sería necesario abrirlo pero ¿a que escapaba? Lo abrió de todas formas teniendo frente a sus ojos la imagen de aquella fotografía dada vuelta, las cuchillas, vendas y muchas pulseras cual colección. Era la primera vez que abría ese mueble sin malas intensiones, ya no quería tener pensamientos negativos, era difícil, toda una lucha pero debía ser fuerte...

Tomó una de las cuchillas como quien vuelve a acariciar un perro cuando ha sido mordido anteriormente por éste. "Todo estaría bien", pensó, hasta que escuchó un sorpresivo ruido desde su puerta y alumbró con rapidez.

- ¿Rubiuh?! – Mangel dio un salto hacia atrás tapándose la boca con las manos para no hacer más ruido - ¿Qué haceh? – susurró viéndolo agachado frente a ese cajón.

- ¿Y tú? ¿No deberías estar durmiendo? – también susurra mirando la cuchilla – espera! No es lo que piensas – se alarma por si se generaba un malentendido.

Mangel se acercó aun un poco somnoliento y enfocó su vista a ese objeto en su mano del cual no se dio cuenta antes.

- ¿y queh haces con esoh? –

- Nada – la vuelve a soltar al cajón poniéndose de pie y cerrándolo– vine a buscar una cobija porque tenía frio.

- mmm – se frota los cabellos – en eseh caso soloh debiste acehcarte a mí y abrazarme – sonríe.

- No digas tonterías – enfoca su atención a la cobija del cual se cubre y asi ya estar listo para volver – no hare esas cosas con la presencia de todos, solo debo abrigarme más y ya, además – se da la vuelta – tu deberías darte cuenta si tengo frío y hacer eso.

Fanfic / Rubelangel : El acantiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora