Epilogo

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Hoy era un día frío, similares a aquellos que se estaban viviendo con el cierre final de los problemas más serios entre nuestros protagonistas. Uno se podía poner a recordar aquel pasado turbulento lleno de emociones y desafíos cuya batalla parecía haberse ganado, y sí, se habla de pasado y uno un tanto lejano la verdad. El acantilado seguía siendo el mismo paisaje, solamente la ciudad cambió un poco a lo largo de los años con diferentes remodelaciones pero seguía siendo la misma o así se sentía...

Quizás es un salto muy amplio en el tiempo pero es importante a que éste sea el momento para contar un poco la variedad de sucesos que ocurrieron en su transcurso... Se podría elegir muchos escenarios del cual comenzar pero quizás uno de los más reformados hasta ahora ha sido la panadería/cafetería en donde Mangel solía, o mejor dicho, suele trabajar. Con una popularidad que fue creciendo progresivamente con su bella expansión, agregando que en un principio Miguel tenía pensado que solo sea un trabajo pasajero. Hasta podía alardear que sus paredes estén adornadas con pintorescos cuadros y dibujos hechos por él, terminó obteniendo el cargo de gerente principal y el dueño del lugar no podía estar más complacido, ya a sus años y sin hijos no podía pensar en nadie más que confiar el cuidado del lugar que a ese muchacho...

- Nos estaremoh viendo en un par de semanas... - Informaba a sus compañeros mientras se colocaba una bufanda y se preparaba para marcharse a su hogar.

- Que bueno que puedas darte unas vacaciones, te envidio – le contesta uno de los empleados y amigo que se encargaba de limpiar unas mesas.

- Hey, que hace años no meh las tomo y he estadoh ahorrando mucho con mi esposo – sonríe observando por la ventana – uf... los vidrios se empañan, debeh estar bastante frioh afuera.

- Será mejor que te apures o te las quitaré – dice el dueño que aparece por una puerta.

- Ya ya, me quieren tantoh que no ven la horah de que me vaya – se ríe abriendo la puerta de salida – ¡no me extrañen!

Se despiden del alegre chico de lentes y él se aleja de allí ansioso por ir a su casa como todos los días. Aunque hiciese de esas tardes frías siempre eran sus favoritas, eran los días cuando más le entraba la nostalgia de recordar la madrugada de hace muchos años atrás donde Rubius se había reunido con su padre y pusieron fin a ese profundo cabo sin resolver. Ese comprendía un recuerdo especial pero los siguientes que aparecieron en la continuidad de los años les brindó el rumbo de vida que anhelaban, por supuesto que también hubo momentos malos con sus problemas, peleas o tristezas pero siempre siguieron adelante como se habían propuesto a hacer. Habían pasado demasiadas cosas y cambios sumamente inesperados...

Mientras Mangel iba caminando por la acera siguiendo el trayecto rutinario es interrumpido por ciertas personas del cual esperaba a que llegasen pero lo que no esperaba es que apareciesen así de imprevisto en el medio de la calle. Eran nada más ni nada menos que Ana y Alex, ambos se veían tan coquetos como siempre, ¿Cuánto había pasado que no les veía? ¿Un año quizás? El trabajo de Alex en Alemania lo mantenía ocupado pero se las arreglaban de viajar en ciertas ocasiones ya que esta ciudad también es el hogar de Ana. Ellos habían decidido, luego de su tiempo, dudas y organización, en irse a vivir a Alemania juntos. Aunque a Ana le costó adaptarse al principio pudo adecuarse y aprender de a poco el idioma, consiguió un trabajo particular de maestra de español y las cosas salieron bien para los dos, fue un gran cambio pero fue el correcto ya que debían arriesgarse y sobretodo por Ana que ya no quería seguir sus días trabajando en la tienda de su madre, por parte de su madre le fue difícil dejarla ir pero no podía obligarla a hacer algo que no quería, de todas formas, la tienda sigue hasta hoy en día disponible con otros empleados en ella.

Fanfic / Rubelangel : El acantiladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora