Miguel solo se queda en silencio, no quería incomodarle de ninguna manera, pero estaba preocupado. Llegar al punto de dañarse a si mismo. Queria tomar ese brazo y hacerle tantas preguntas, pero se contenía. El aun le observaba mientras Rubén seguía mirando a la nada comiendo su helado. En su mente se le pasaban miles de preguntas. ¿Lo hara seguido?¿Tanto era su sufrimiento para hacer algo asi? ¿Qué podría hacer por el?. Se sentía impotente.
Rubén se levanta para tirar el envoltorio en el cesto que estaba a pocos pasos de ellos. Y se da vuelta a mirarle a Miguel.
- Quiero que dejes de hablarme – dice en un tono serio y frio.
Miguel le mira sosprendido.
- ¿Poh qué? – baja su mirada – Se que debo seh molesto para ti, ¿me odiah?
Rubén queda en silencio unos segundos.
- No te odio, pero… te estas metiendo en mi camino –
- ¿En tu camino? ¿a que teh refiereh? – le mira fijamente.
- Apareces como si la vida se estaría riendo de mi, en el acantilado, en mi casa, ahora en la calle y es realmente molesto – aprieta sus puños frustrado –
- Pero no eh mi intención que las cosah salgan asi, solo te encuentro siempreh, si… creo que es el destino…–
- No jodas conmigo – dice en voz baja - ¡No digas idioteces como si el destino estaría escribiendo que te metas en mi vida! – levanta la voz molesto - ¡si dices que es asi, entonces has lo opuesto y alejate de mi! – patea con enojo el cesto casi haciéndolo caer.
- ¿Y poh que tu no haceh lo mismo? – se levanta ahora Miguel tranquilo y serio.
- ¿Yo? - mira confundido.
- Pudihte haberme dejado ir cuando te cocine hoy, ¿fue poh cortesía el dejarme comeh contigo o querías comer con alguien?. Pudihte haberte ido ahora y no ehperarme cuando te lo dije. Si tu prioridad eh quedahte solo pudiste hacerlo. ¿Tambien eh por cortesía? – Se le acerca.
- Tu fuiste el que invadió asi mi casa, y ya que cocinaste lo menos que podía hacer era dejarte quedar – Aun confundido ponía escusas, si hubiese sido otra persona que no conozca ¿le habría dejado quedarse asi? – Y lo de ahora pues… - Dejandose arrastrar hasta allí y esperándole, tiene razón, podría haberse ido, ¿ que era lo que realmente quería? – en todo caso, ya es suficiente, deja de hablarme y yo hare lo mismo, quédate en tu mundo y yo me quedare en el mío – se da vuelta para marcharse.
Miguel se le acerca rápidamente para tomarle del brazo.
- ¿A que mundo te refiereh? ¿a un mundo grih y miserable?¿quien querria estah en ese mundo? – lo da vuelta para mirarle a los ojos - ¿quieres ese mundo?
- ¿Tu que sabes? – ahora realmente lo había cabreado - ¿a acaso te crees como un angel que viene a iluminar todo y que sea todo felicidad? – agarra su mano con fuerza para sacarla de encima – Las cosas no son como tu las ves, por eso nuestros mundos son diferentes, tu vive feliz con tus viajes y dibujos, y yo viviré con la vida que siempre he tenido – intenta de nuevo alejarse.
- ¿Pero poh que? ¿Por qué quiereh vivir de estah manera siendo infelih? – le vuelve a tomar la mano.
- ¡Porque yo merezco vivir asi! ¿Por qué no lo entiendes?! – lo vuelve a mirar furioso e impotente – ¡alguien como yo nunca debe ser feliz! – en su mente veía a su madre, a su padre, a los momentos que se esfumaron en un segundo – ¡ni siquiera merezco morir! Por mi culpa de todo! ¡Merezco vivir sufriendo! – su voz entre la furia y la angustia comenzaba a sonar quebrada - ¡nunca podrías entederlo! – logra safarse de el para salir corriendo.