Ambos descienden por la escalera hasta cruzar el pasillo que conectaba la sala con el comedor. Allí ya los esperaba la elegante mujer con toda la mesa preparada y lista para comer.
Ambos se sientan uno frente al otro.
- No te preocupes, aunque luzca raro es comestible –
- Rubén, no lo digas asi… - abre la olla que estaba en el medio de ellos haciendo ver una mezcla de quien sabe que comidas.
- ¿seguroh? – Miguel mira nervioso.
- Miguel! – levanta la voz la mujer en broma.
El ambiente parecía divertido, y si, aunque parecía raro sabía bien. Su tia no era buena creando platos pero cuando cocinaba sea lo que sea que pusiera terminaba sabiendo bien, a diferencia de Rubén que por más que se esforzara en cocinar lucia mal y sabia mal, de todas maneras no tenia opción ya que desde que pasó a vivir solo tenía que ocuparse de él mismo.
El tiempo de cena lo pasaron hablando de todo un poco, aunque los únicos que hablaban era su tía y Miguel, después de todo Rubén nunca se sintió interesado en unirse en conversaciones.
- Entonces viajas seguido parece, ¿y el dinero no es problema? – preguntaba muy interesada y curiosa.
- He ahorrado poh mucho tiempo, ademáh tengo varios títulos de diferenteh cosas simples como mecánica, peluquería, administración y demáh que me pueden facilitah encontráh trabajo a donde vaya, también en diferenteh viajes he conocido muchah buenas personas asi que loh contactos me ayudan – dice emocionado, parecía un chico tratando de impresionar al padre de su pareja.
- Eso es genial y asi puedes dibujar lo que quieres, se puede decir que estas cumpliendo tu sueño – sonríe y luego mira a Rubén – Rubén ¿tu ya has encontrado tu sueño?
Rubén la mira sorprendido.
- Hablas de conseguir un trabajo y poder mantenerme solo ¿verdad? –
- Sabes que yo no tengo problema en cuidarte todo el tiempo que quieras, lo he hecho desde que pasaste a mi cuidado pero sabes que en algún momento tienes que independizarte –
Miguel solo miraba en silencio.
- Eso ya lo sé – desvía la mirada – no te preocupes por eso, ya encontrare lo que quiero hacer. – termina de comer.
- Siempre tuviste talento para las joyas – sonríe.
- ghh… - comienza a toser –
- ¿La joyah? – sonríe también Miguel acercándose un poco a su tía curioso para saber más - ¿Cómo he eso?
- Si supieras las cosas que hacía desde tan pequeño, hasta aun tengo algunos collares o llaveros, eran preciosos – lucia muy feliz.
- Ya! No digas más! – comenzaba a ponerse rojo – tía! Basta! – se levanta rápidamente con su plato para ir a lavarlo.
- Tan tímido como siempre jaja – se ríe.
Miguel tampoco podía evitar reírse, las cosas lucían mucho mas diferentes con la presencia de su tía, de todas maneras él sabía que ese aire alegre Rubén nunca lo apreció, si tan solo se hubiese dado la oportunidad de dejar todo atrás y divertirse, seguro hubiese hecho una nueva y feliz familia con su tía, aunque claro que en algún momento tendrían que separarse por cuestiones de la vida, él tiene que valerse por si mismo. Su tía en ese último tiempo tuvo la suerte de poder crecer más en su trabajo y así casi ya ni pasar tiempo en casa. Eso le hacía pensar a Miguel que si en serio Rubén nunca se sintió solo, quizás en algún momento quiso ser feliz, quizás en algún momento quiso decirle a su tía que la extrañaba, pero nunca lo hizo porque al final su lado depresivo terminaba ganando haciendo que ignore todo.