Miguel se encontraba sentado en la arena de la playa mientras observaba a un cangrejo a pocos centímetros de el y lo dibujaba en su libreta, aunque poco podía concentrarse ya que en su mente las imágenes de Rubén le invadían. Su casa, cuando cocinaba, su rostro enojado, cuando desviaba la mirada, cuando estaba comiendo lo que el le había preparado, tantas imágenes venían en su cabeza, ¿Por qué el?, pero esto era una pregunta tonta, ya que nadie puede evitar cuando algo asi pasa, cuando tu corazón elige a una persona. A pesar de no conocerle tanto, esa atracción y ese deseo por saber más y pasar más tiempo con el, no la había tenido con nadie nunca antes.
Aun sumergido en sus pensamientos el ya había dado vuelta la página y comenzado un nuevo dibujo.
Rubén se encontraba ahora recostado en su cama, allí mirando a la nada aun con el caramelo en su boca, inundado en silencio.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que se sentó a comer con alguien en la misma mesa? Y además con alguien que casi ni conocía, pero lo peor de todo es que se sintió cómodo aun con su presencia, el sentimiento de querer estar solo siempre estuvo presente pero el aura que daba aquel muchacho era como de alguien que era imposible odiar. También estaba la comida ¿hace cuanto que no probaba algo de comida bien hecha?, todos sus intentos de comida daban pena, debía comerlo porque no tenía opción, pero casi nunca sabían bien, se había llevado un punto a favor. Pero aun asi, no podía darse el derecho de bajar la guardia con ese chico, debía pasar por alto su presencia, mas porque en algún momento se iría de la ciudad sabiendo que solo estaba de paso.
Estaba demasiado aburrido allí en esas cuatro paredes, entonces decidió levantarse y salir a caminar.
Miguel seguía dibujando con esa bella vista del océano, dando las ultimas sombras de aquel dibujo.
- ¿Poqueh habré dibujado ehto? – echa un suspiro como que ya no tenía remedio, ya que el dibujo era de Rubén comiendo – tienes que salih de mi mente! – se decía así mismo mientras pasaba justo una joven pareja y se alejan riéndose – gghh – baja su cabeza entre sus piernas sonrojado.
De pronto suena su móvil.
- Hola?… Mamá tantoh tiempoh – sonríe
- ¿Cómo van tus viajes hijo? ¿te cuidas bien? ¿no te has enfermado? – decía una amigable voz del otro lado.
- Si van bien no te preocupeh, haciendo lo de siempre – suspira.
- Se te nota un poco triste, ¿estás bien? –
Este se rie – no he que este trihte, bueno no lo se – se despeina un poco sus cabellos.
- Siempre estas tan alegre, ¿Qué sucedió? – su tono se escucha un poco preocupado.
- Es que… bueno… - se pone un poco nervioso – conocí a alguien…
Su madre se queda unos segundos en silencio.
- A alguien te refieres a… ¿que te gusta? – lo dice en un tono de broma – cuenta, cuenta!
- Mamá! – se rie sonrojado, es que su madre enserio era asi de especial, pero la amaba demasiado y siempre le contaba todo lo que le pasaba – no lo seh, eh que es una persona un pocoh dificih de tratá, como decirloh… quieroh acercarme pero me hace sentih que le hago mas mal que bien – su voz se vuelve más apagada.
- Ya veo… y entonces ¿Qué harás? –
- Como ¿Qué hare? Poh, no se –
- Hijo, yo te conozco por ser una persona que no se rinde a nada, ¿piensas que esa persona llegaría a odiarte si te sigues acercando? –