Rubén se recostó mirando fijamente la pared, no podía dejar de pensar que algo estaba mal pero ¿Por qué? ¿Acaso solo eran ideas suyas? Quizás el que ahora no tuvieran el mismo tiempo de antes les hacían sentir raro y todo volvería a estar bien cuando se acostumbrasen a sus cambios de horarios. Los dos estaban cansados con cada uno sus tareas por eso era comprensible que pudieran estar pensando en muchas cosas sin sentido, eso quería creer. Pero de todas maneras no podía quitarse ese pensamiento de que pudiera hacer algo del que moleste a Mangel como esa actitud que había tenido cuando le interrumpió su larga charla de su trabajo ¿había hablado mucho? ¿Fue descuidado con algo? No podía entenderlo, no estaba acostumbrado a descifrar las emociones ajenas, era un campo nuevo para él ¿Cómo es que ese chico se volvió tan importante al punto de preocuparse tanto en que esté bien? Era la primera vez que tenia sentimientos así por alguien por eso cosas como estas le hacían darse cuenta que estar en una relación era pasar por varios momentos y sensaciones nuevas como podían ser buenas también podían ser malas, si no hay una comunicación eficaz y buen entendimiento el camino se iría al choque de un obstáculo. Por eso Rubén debía comprender y buscar la solución a no llegar a eso, la buena comunicación y Mangel debía darse cuenta de qué forma debía actuar frente a Rubius, no estaba siendo completamente sincero con sus emociones, si los dos no hablaban de esto y no abrían su corazón debidamente nunca tendrían una real conexión de pareja ¿pero lo entenderían? ¿Se darían cuenta antes de crear una brecha más grande?
Luego de transcurrido unos cuantos minutos la puerta se vuelve a abrir, Rubén aun no estaba dormido, no sabía si decidir a hablar en ese momento o esperar una vez los dos se vuelvan a ver. Quería sacarse sus dudas aunque sea preguntándole a Mangel si había algo que le molestaba pero como estaban cansados dudaba si tendría una verdadera respuesta.
Siente el colchón hundirse a sus espaldas y un suspiro cerca de su nuca. Entonces cuando el castaño se da la vuelta nota, con la poca luz que ingresaba de la ventana , de que él se había dormido en el mismo instante en que se recostó, al parecer el sueño le ganó fácilmente… No había nada más que hacer, debía esperar a otro día cuando ambos estén más despabilados.
A Rubén le costó bastante llegar a consolidar el sueño, por más que estuviese demasiado cansado, era bastante usual para él situaciones así con el insomnio. Habían pasado bastantes días en los que casi esto ya no era un problema, ya ni recordaba cuando fue la última vez que tomó una pastilla para dormir, la razón más probable era porque ya no se dedicaba a pensar en tantas cosas contraproducentes como antes si no que se tomaba todo con más calma. Como ahora estaba preocupado en lo que pensaba Mangel era obvio que no se dormiría fácilmente.
Se quedó observando un rato su rostro, sus facciones, a la vez que esperaba a que el sueño le ganara también. Nunca se había tomado el trabajo de ver por tanto tiempo aquel rostro que se volvió usual en su vida, esa poca visibilidad en la oscuridad le bastaba. Parecía que mientras más le veía más se relajaba y no podía evitar que le sacara minúsculas sonrisas. Su mano, como si tuviese su propio estimulo se acercó hasta su rostro y se quedó dándole suaves caricias a su piel y su cabello. Seguro si Mangel se despertaba se llevaría una gran sorpresa, menos mal que estaba profundamente dormido. Al final, sin darse cuenta, se pudo dormir…
A la mañana siguiente, el morocho si se llevó una sorpresa un poco confusa porque despertó con una mano sobre su mejilla que lo más seguro había llegado allí cuando Rubius se dio vuelta mientras dormía, eso pensó, es que cosas románticas ni se le cruzaban por la cabeza que él le llegara a hacer…
Sus horarios tenían una hora de diferencia por lo que Mangel se marchó antes y al cabo de minutos después fue el turno de Rubius de despertarse con esa imagen que claramente ya no se le hacía tan tolerante… ese lado de la cama vacío. Pensó que no le molestaría si le llegase a consultar el tener un mismo horario para desayunar juntos, aunque sea media hora antes de la hora que debía levantarse, no le importaba, pero eso de desaparecer a la mañana le irritaba más de que no se viesen…