Moments∞ || Louis Tomlinson #PBMinds2016 #EMPawards

~Capítulo Treinta y ocho~

Narra Louis

- Estoy impresionada. ¿De verdad no le pusiste el cuchillo al cuello?-

Carcajeé ante su exageración.

- Tardó tres meses en decírmelo, ya había sido suficiente.- repuse.

Meneó la cabeza divertida.

- No te imaginas. Pero me alegra que se haya abierto contigo.- afirmó.

Golpeteé con mis dedos, el metal sobre el cual descansaba mi brazo.

-¿Qué tan...malo es?- pregunté finalmente. Pese a que me aterraba oír una oración que me arrancara de cuajo el alma, necesitaba la verdad.

Permaneció reflexiva durante un momento.

- Claramente, no se ve tan mal ahora, pero...- me miró con detención. - Debo suponer que no te lo dijo ¿cierto?-

Arqueé las cejas sorprendido por aquello.

-¿El qué?-

-Louis, Emma abandonó el tratamiento hace un año.- declaró.

Definitivamente eso me sentó todavía peor de lo que pudiera haber previsto. Obviamente no se me había cruzado por la mente en ningún minuto, el que ella estuviera excenta de terapias clínicas.

-¿P- Porqué?- me forcé a mantener la calma.

Lea deslizó las manos por su cabello, tal vez buscando el modo más adecuado de explicarme la situación actual de su hermana.

-Desde pequeña luchó contra esto. Fue intervenida constantemente, este hospital casi llegó a convertirse en una prisión para ella.- inició.

Mis cincos sentidos le prestaban atención, únicamente a sus palabras.

-Cuando enfermó la segunda vez, ya no fue capaz de soportarlo. Presenció una realidad distinta, el sentirse un fenómeno frente a los demás.-

En mi memoria, resonó la voz de la chica, relatando algo bastante similar. De hecho, tenía lógica.

- La sometieron a quimioterapia intensiva. Estuvo meses apartada de una vida que en su tiempo, había sido normal y feliz. Ella deseaba estudiar, vivir con sus amigas, y esto, claramente se lo impedía.-

Percibí que la opresión, posicionada en mi pecho, ascendía por mi garganta, volviendo dificultosa la entrada y salida del oxígeno a mis pulmones.

-¿Y cómo es que...que aún está bien?- hablé con voz ronca, de pronto mi boca estaba seca.

-Hicimos un trato.- sonrió levemente. - Cuando ella decidió renunciar, nadie logró que cambiara de opinión. Teníamos que respetarla, lo entendíamos.-

Conociéndola de la manera en que lo hacía, sabía de sobra que obligarla a continuar, solamente habría provocado un efecto contrario.

-El acuerdo fue, tomar los medicamentos preescritos de forma permanente, y yo misma le inyectaría mensualmente para mantener sus defensas estables.- acabó.

El roce de las ruedas de los coches, contra el asfalto, unido al ir y venir de las personas que transitaban por la acera, fue lo único que escucharmos por los siguientes dos minutos.

- Con eso...- carraspeé. -¿Por cuánto tiempo podría estar sana?- me tomó trabajo terminar de formular mi duda, duda que me ponía los pelos de punta, puesto que entonces, todo sería verdadero, todo caería como duros ladrillos sobre mi y todavía no reunía la fuerza suficiente para sobrellevarlo con serenidad.