~Capítulo Treinta y dos~

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Narra Emma

Percibí una cosa cálida y húmeda, acariciando mi cara. Gruñí y me removí, queriendo apartarme de ello. Entonces algo pesado cayó sobre mi estómago, obligándome a despegar mis párpados de una vez.

-Eras tú.- mi voz somnolienta le hizo menear la cola alegre.
Continuó su trabajo, de lamer el resto de mi rostro que aún permanecía excento de sus babas.

-Tobby, vete.- me quejé, cubriéndome con las sábanas hasta la cabeza.

Sentí sus patas rasguñar sobre el colchón, en un intento por llegar hasta mí.
Reí despacio por su desesperación.

Estiré los brazos, incorporándome con pereza, entrecerrando ligeramente mis ojos, producto del brillo matutino.

-Ven aquí.- palmeé mi regazo, mientras descansaba mi cuerpo contra el respaldo de la cama.

De un salto lo tenía recostado en mis piernas, finalmente tranquilo.

Rasqué la zona detrás de su oreja, ya había descubierto que eso le agradaba. Reposó su cabeza en mi abdomen, al tiempo que lo mimaba con una mano y con la otra cogía el móvil.

"Tres mensajes de: Louis :)"

La notificación de aquello, detuvo mi corazón y oprimió mi pecho.
Presioné para abrir, con dedos temblorosos, sin estar completamente convencida de querer leerlos.

"Supuse que llamarte sería una pérdida de tiempo, por lo que es más probable que veas esto."
"No voy a darme por vencido, Emma. No me interesa cuántas veces más debamos pelear, solo me rendiré cuando ya no me quede nada."
"Cuídate mucho. Adiós <3"

Una vez más y como ya se había hecho tradición en esa última semana, las lágrimas huyeron fugitivas, resbalando por mis mejillas. La última imagen que conservaba de Louis hizo su aparición en mi conciencia. Su mirada clavada en mí, transmitiéndome todos los pensamientos que no salían por su boca. Esto no estaba ni cerca de haber terminado.

Narra Louis

Revisé la pantalla de mi teléfono, por vez número quinientos y nada. Tal y como yo me había imaginado. No iba a responderme, pero ya que, me quedaba el consuelo de saber que efectivamente lo había leído, puesto que me marcaba doble ticket pintado de azul.

-Eso es todo, creo.- avisó Niall, cerrando por fin, el portamaletas.

-¿Conduces tú?- propuse. No me sentía lo bastante despierto como para que fuera fiable, el que yo estuviera al volante.

-Hecho.- recibió las llaves que le lancé, mientras yo me ubicaba de copiloto.

Tan solo pensar acerca de lo que me aguardaba, cuatrocientos kilómetros más adelante, me hacía anhelar que el tanque de gasolina del coche se quedara vacío a medio camino.

Cuánto antes, mejor. Y lo sabes.

Joder, era cierto. Pero Dios, simplemente estaba exhausto de todo.

***

-¡Hey! Despierta.-

Algo me dio de lleno en el rostro, sacándome de mis preciosos sueños.

-¡¿Qué?!- me exalté.

El imbécil que iba de conductor, soltó una carcajada ante mi reacción.

-Hogar dulce hogar- dijo, regresando su mirada hacia el frente.

Bostecé, mientras me desperezaba. Solo entonces reparé en la frase del chico y el terror, reemplazó a la calma que había conseguido en mi ensoñación.

Moments∞ || Louis Tomlinson  #PBMinds2016 #EMPawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora