~Capítulo Cincuenta y ocho~

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Narra Jane

Me desperecé, levantándome de esa silla que no había abandonado durante todo el transcurso de la tarde. Esta asignatura de bioquímica, se estaba volviendo insoportable.
Extendí mi anatomía unos minutos sobre el colchón, oyendo cómo mi estómago crujía al rogar por alguna ingesta de alimento.

El sonido del agua proveniente del baño, se había detenido hacía ya un rato, por lo que supuse que Emma saldría pronto y ya podríamos cenar juntas como era costumbre.

Cogí mi móvil para entretenerme, mientras aguardaba la aparición de mi amiga.
A pesar de mi ensimismamiento en las redes sociales, distinguí la música que emitía el teléfono de Emma al recibir una llamada.
Resoplé por la flojera de moverme hasta su cuarto, no obstante, me puse de pie, adivinando que sería Louis quien la buscaba con tantas ansias.

-¡Hey, es Louis al teléfono!- la alerté, una vez que ya había comprobado que efectivamente se trataba del chico.

No obtuve respuesta.

-¡Emma!- le propiné unos cuantos golpes a la puerta para hacerme notar. No oía ni el secador de pelo ni ningún otro sonido potente que pudiera interponerse entre su audición y mi voz.

-Emma, es...- me corté a media oración al reconocer algo extraño.
Un ruido. Similar a una arcada. ¿O un sollozo? O tal vez ambos juntos.

Mi corazón se frenó y aceleró en milésimas de segundos.

-Emma.- manipulé el pomo de la puerta a toda velocidad para chocar con un panorama que defintivamente no esperaba.

-Dios mío. ¿Qué...?- ni siquiera fui capaz de finalizar mi exclamación de terror. Mis ojos simplemente no podían desviarse de aquel lavabo bañado en sangre que se desprendía de la nariz de la muchacha, tal y como si alguien hubiese echado a correr la llave del agua.

-Jane.- tosió ahogada.

La cantidad de líquido rojizo que salía por sus fosas nasales era tanta, que muy probablemente estaba presentando altas dificultades para respirar con plenitud.
-Solo necesito... que llames a Lea.-

Asentí con fervor, sintiéndome poco a poco presa del pánico, mas obligándome a no perder la cabeza.
Recordé que tenía su móvil todavía en la mano, por lo que me dispuse a marcarle a su hermana con mis dedos torpes y tiritones, esforzándose por actuar de manera eficiente.

Cuatro tonos. Cinco.

Recé para que lo cogiera pronto.

Buzón.

-¡Carajo, no responde!- me exalté.

Estaba siendo testigo de la forma en que Emma luchaba por mantener la calma. Desesperarse era la peor opción. Ambas lo sabíamos. Sin embargo, me sentía estúpida, observando sencillamente cómo se debilitaba más y más.

El algodón blanco que utilizaba para detener la sangre, se tornaba rojo con una rápidez preocupante y sus manos recibían esas gotas que no alcanzaban a ser atrapadas. La tos constante le estaba ocasionando una escacez de aire, peligrosamente alta.

-Intenta de n-nuevo.- suplicó, al tiempo que se esmeraba por aspirar algo de oxígeno por la boca.

-Claro.-

Volví a la carga, en la medida que corría a la cocina por un vaso con agua, introducía cubos de hielo en una bolsa plástica y me hacía con una mitad de limón, que por suerte, había quedado relegada sobre el mesón.

Necesitaba disminuir la sangre para darle ventaja a Lea.

Narra Emma

La acidez de mi propia sangre me quemaba las paredes de la garganta, puesto que, aquella parte que no era derramada por mi nariz, cambiaba su trayectoria hacia el tracto digestivo. Detectaba el sabor a fierro, acompañado de un ardor infernal que me impedía gritar como realmente anhelaba. Mas debía tranquilizarme. No quería alterar a Jane, ya que sabía lo que significaba para ella, cargar con la situación por su cuenta.

Moments∞ || Louis Tomlinson  #PBMinds2016 #EMPawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora