~Capítulo Cuarenta~

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(Cuando veas el símbolo de un alto parlante a tu derecha, presiónalo.)

Narra Louis

El brillo matutino que se transparentaba a través de las cortinas color turquesa, me forzó a apretar los ojos y entreabrirlos solo un poco.
Tardé un minuto aproximadamente, en reconocer mi localidad y comprender por qué estaba ahí. Mi mente se llenó de recuerdos sobre la pasada noche y una sonrisa boba se hizo espacio en mi rostro.
Estiré los brazos, percibiendo como cada músculo de mi espalda se tensaba para luego relajarse.

Quize levantarme para buscar mi móvil, puesto que, para variar, me había marchado de Londres sin dar aviso a nadie. La necesitaba, la distancia se había vuelto insoportable y la solución era ella. Siempre sería ella. Tan sencillo y al mismo tiempo, complicado.
La mitad del dormido cuerpo de la chica, reposaba cómodamente sobre mi torso. Su respiración pasiva, rozaba mi piel a ratos y sus dedos aún parecían querer alcanzar los míos.
Entonces fui consciente de que amanecer a su lado, cada día de lo que restara de nuestras vidas, era lo único a lo que realmente aspiraba. Resguardarla entre mis brazos, besarla como si de esa manera obtuviera el aire que requería para respirar y amarla como si mi existencia en este mundo, dependiera de ello. Y quizá, fuera así hasta cierto punto. Nunca podría dejarla. No sería capaz de abandonar ningún sitio en el que Emma se hallara conmigo.

Se removió sutílmente, amoldando de mejor modo su cabeza a mi pecho. Deslicé una mano por su cabello, incitándola a retornar a su sueño, lo que me posibilitaría, el continuar contemplándola.
Acabé por echar su pelo hacia atrás, depositando suaves besos en su cuello que finalizaron en su mejilla. Una adorable sonrisa se dibujó en su cara, aún sin darme acceso a su mirada.

Liberó un gemido, más bien como forma de quejido y se cubrió con las sábanas al completo.

-Vete, Tobby.- refunfuñó.

Me tapé la boca, para no soltar una sonora carcajada.

-No hay como ser confundido con tu mascota.- comenté.

Por fin me enseñó su expresión mañanera, riendo con inocencia.

-¡Oups! Lo siento.- bostezó desperezándose. -Tobby siempre es quien me despierta.-

Elevé las cejas, pretendiendo una gran ofensa.

-¿Debo competir contra tu perro?-

Negó sin abandonar su gesto risueño.

-Para nada. Él es mejor.-

Fruncí el ceño , dándole la espalda con ambos brazos cruzados.

-Solo bromeaba.- descansó su barbilla en mi hombro.

Perpetué mi silencio.

-Anda.- rodeó mi anatomía con las extremidades superiores.

No era cierto. No estaba en absoluto enfadado, solo me gustaba sentir que mi cariño, era tan imprescindible para ella, como el suyo lo era para mí.

Sus dedos juguetearon por mi abdomen, mientras que sus labios acariciabam tentadoramente la comisura de los míos.

Esta chica era más que consciente de lo débil que yo era, frente a cualquier hecho o acción que tuviera relación directa con ella. En especial si eso incluía contacto físico.
Me obligué a resistir sus provocativas insinuaciones, en la medida que era testigo de cómo su anterior inocencia se esfumaba.

-¿No vas a hablarme?- inquirió divertida.

Ya se encontraba sentada a horcajadas sobre mí. Y personalmente, tenía vista privilegiada desde esa posición. Mi camiseta la hacía lucir jodidamente sexy y algo en mi organismo, me alertó de que mi huelga ya no se extendería por mucho tiempo.

Moments∞ || Louis Tomlinson  #PBMinds2016 #EMPawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora