Moments∞ || Louis Tomlinson #PBMinds2016 #EMPawards

~Capítulo Cincuenta y tres~

Narra Niall 

-¿Linda, no quieres ir...?- me frené en el umbral de la puerta, al notar la forma en la que mi novia cerraba abruptamente el ordenador. Me sonrió desde su sitio con demasiado esfuerzo.

Sospechosa actitud.

-¿Está todo en orden?- me aproximé con cautela.

-Por supuesto. ¿Qué ibas a decirme?- desvió rápidamente la atención, mientras apartaba la laptop como si todavía temiera el que yo descubriera algo.

-Yo... iba a preguntarte si querías salir a comer.- continué, fingiendo al igual que ella, que nada me parecía extraño.

Pestañeó reiteradas veces con la mirada perdida en la habitación.

-¿Jane?- la llamé preocupado.

-Es que quizá es mejor quedarnos aquí. N-No tengo ganas de salir.- contestó con ligera dificultad. Su voz de pronto temblaba aunque detectaba su lucha por encubrirlo.

-¿Segura de que estás bien?-

Asintió con fervor como si deseara borrar cualquier duda acerca de ello.

-Sí, claro.- se puso de pie en un santiamén. -Vamos a cocinar algo.- tiró de mi muñeca, ejerciendo presión para sacarme de allí.

-Jane.- hablé con mayor firmeza, mas sin sonar duro. Sabía que algo había afectado su estado de ánimo, pues hacía ya un par de horas no la había oído decir una sola palabra.

Su vista chocó con la mía, la cual buscaba arduamente, hallar en ella aquello que la delatara. Era terrible mintiendo, en especial a mí.

Se quedó quieta cerca de la puerta, liberó mi brazo con suavidad, agachando la cabeza como signo de rendición.

Me dispuse justo enfrente de su cuerpo y con mis dedos bajo su mentón, la incité a alzar nuevamente el rostro. De pronto, todo fue demasiado obvio. Sus ojos hinchados y exhaustos ya de derramar lágrimas, me observaron inseguros.

La atraje hacia mí despacio, cobijándola contra mi pecho, permanecimos en silencio una fracción de segundos.

-Dime qué sucede.- pedí afable.

Se apartó ligeramente, al tiempo que se mordía las uñas nerviosa.

-Nada importante.- se encogió de hombros.

-Dímelo.- persistí.

Suspiró lánguidamente y retornó al mismo lugar en que la había atrapado contemplando la pantalla con una curiosa expresión. Volvió a posar el aparato sobre sus piernas, claramente inquieta.

Me posicioné a su lado, aguardando a que fuera ella misma la que me indicara cuándo y dónde debía centrar mi visión.

-Es una estúpidez, lo sé.- me tendió el ordenador. -Tú ya estás acostumbrado.-

Peiné la página a gran velocidad, de manera que en menos de un segundo, ya había dado con la razón del estado de la chica. 

Esta vez el suspiro provino de mí. Y aquí era el momento en donde añoraba mi antigua vida. Una en la que salías a la calle con tu novia y pasabas tan desapercibido como las aves que sobrevolaban la ciudad a diario.
Los años me habían enseñado a ignorar ese tipo de cosas y a fomentar de un modo u otro, la seguridad en mí mismo, para así volverme inmune a ellos.

-Linda, sabes que nada de lo que dicen es cierto.- deposité el objeto encima del colchón, dedicándome única y exclusivamente a la muchacha que se hallaba junto a mí.
-Esto va a ocurrir hasta que asuman que soy feliz contigo.-