~Capítulo Sesenta y tres~

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Narra Jane

-¡¿Cuál era tu idea Jane?!- me reprendió Kaitlyn.

Llevaba quince minutos intentando tomar mi café y calmar el mareo incesante que me acompañaba desde que había abierto los ojos esa mañana.

-Kait, estoy aquí. No hay necesidad de gritar.- pedí en un murmullo.

-Lo sé.- botó aire para serenarse. -Pero es que... joder. ¿Sabes siquiera lo preocupadas que estábamos? Emma me llamó para que las dos te levantáramos el ánimo y distrajéramos un rato. Y tu vas y te escapas, pretendiendo ¿qué?-

Casi me sentía como una adolescente otra vez. Quien era regañada por sus padres, tras haber huido a una fiesta, cuando en realidad, estaba castigada. Jamás fue mi caso.

Es cierto. ¿Qué pretendía?

-Y como si eso no bastara, la máxima coronación de la noche, fue soltarle una enorme burrada a Emma.- concluyó.

Alzé la vista desde la taza a la chica de pie frente a mí.

-¿Qué?-

-¿No lo recuerdas?- se sorprendió.

Era claro que todo ese alcohol, había ocasionado estragos en mi mente.

Meneé la cabeza de un lado a otro.

-Espero que ella, también lo olvide.- me observó de tal manera, que pude detectar una pizca de desilusión en sus ojos. Me estremecí, imaginando la clase de idiotez que podría haber salido por mi boca. -Le dijiste que Louis no la amaba. Y que se conseguiría a otra en cuanto...muriera.- 

Me llevé ambas manos a la cara, cubriendo la vergüenza que semejante acción me causó.

Mierda.

¿Cómo pude ser capaz de tanto?¿ Por qué demonios no me había lanzada del vigésimo piso del edificio, en lugar de herir a las únicas personas que nunca me abandonarían?

Deseé intensamente culpar a alguien más. A Niall, quizás. Puesto que él había sido la razón que me llevó a esto. A pesar de eso, no era justo. Era mi culpa. Mis decisiones.

-Soy... despreciable. ¿Qué se supone que le diga ahora? ¿Cómo la miraré?-

Una ola de angustia, ya muy familiar, ascendió por mi garganta, provocando que mi voz temblara.

-La verdad. Te perdonará, del mismo modo que tu has perdonado sus estupideces en otras ocasiones.- me consoló, a la vez que tomó asiento a mi lado.

-Lo lamento mucho.- musité. Al tiempo que sentía una lágrima resbalar por mi mejilla.

-Nosotras lo entendemos, Jane. Pero no hay motivos para intentar evadir un dolor, que no se irá simplemente porque finjas que no está ahí.-

Inhalé con fuerza, cayendo finalmente en la cuenta de ello.

-Sí, es que... no sé cómo saldré de esto.- rompí a llorar sin más porque ella tenía razón.

No era posible correr lejos de aquello, que llevas dentro. La herida abierta, se encontraba al interior de mi alma. Viva y sangrante. Y no había forma de quitarla, a menos que me arrancara de cuajo el corazón. Lo cual, de todas formas, era lo que sentía que me habían hecho.

Me destruía admitir, que en realidad no sabía vivir así. Mi vida antes de él, ya no existía. Se había esfumado en los recuerdos de un pasado irrelevante. Él me había enseñado a habitar este mundo de una manera cálida y amable y ahora. Todo era una memoria. Un ayer en el hoy sin un mañana. Me había aferrado a él, de igual modo que el sol al día o la luna a la noche. Era inviable que el uno existiera sin la presencia del otro. Y así lo percibía yo. Incapaz de amar una vida que él me mostró. Porque él era mi vida.

Moments∞ || Louis Tomlinson  #PBMinds2016 #EMPawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora