Moments∞ || Louis Tomlinson #PBMinds2016 #EMPawards

~Capítulo Cuarenta y nueve~

Maratón 1/2

Narra Emma

El interior del local proporcionaba una sensación notablemente más reconfortable, por lo que mi cuerpo recibió con gratificación el cálido aire que emanaba de las rejillas ubicadas en el techo.
Paseé la vista por cada rincón, en busca del chico que había dejado por aquí, hacía unos cuantos minutos atrás. Se volvió una tarea ligeramente complicada, debido a que el sitio se atestaba cada vez más y más de gente. Eso, sumado a las luces que no ayudaban en lo más mínimo.

-Ahí está.- me indicó Liam, con un dedo. Señalando la barra de bebidas que se extendía a lo largo del club.

No me hizo problema el que estuviera bebiendo alcohol, pues aquello ya lo había dado por hecho. Mi verdadera molestia, apareció en el momento en que distinguí con quiénes compartía el rato.

-Se tomó bastante en serio lo de regresar a la vida social.- comentó mi amigo, al toparse con la misma escena. Escena que yo observaba, probablemente lanzando chispas por los ojos.
Rodeado de sus amigas, se le apreciaba cómodo y muy relajado.
De todas las malditas personas que se encontraban en este pub, solamente ellas podían ser quiénes le hicieran compañía. Como aves de rapiña, sobrevolando a su carnada. Aguardando a que bajara la guardia para atacar.

Un grupo de zorras desamparadas.

-¡Payne, ven acá!- el llamado al muchacho, que se hallaba junto a mí, me despertó de las desgracias que había estado enviándoles a las chicas.

Liam me dirigió una mirada de pregunta, prácticamente pidiendo permiso para retirarse.

-No te preocupes.- contesté, haciendo un gesto con la mano, que le otorgara convincencia a mis palabras.

Lo perdí entre la oscuridad y la multitud, mientras daba vueltas como estúpida, tratando de dar con mis amigas en algún lugar.

-Es más sencillo encontrar agua en el desierto, que a alguien por aquí.-

Volteé en cuanto percibí el tacto de una mano encima de mi hombro.

Sonreí aliviada, al reconocer a la chica que anteriormente, se había acercado a saludarme.

-Supongo que es cierto.- admití, un tanto avergonzada de estar abandonada entre un mar de desconocidos.

-¿Dónde está Louis?- inquirió, irguiéndose al máximo, para divisar algo por sobre las cabezas de los otros.

-Pasándosela genial allá.- apunté el lugar exacto en el que mi novio charlaba bastante animado.

-Oh lo han abducido.- bromeó.

Reí despacio, feliz de que fuéramos de ideas similares acerca de la situación y sus involucrados.

-Tranquila, se aburrirá pronto. Son chicas con el coeficiente intelectual de una pulga.- me aseveró sonriente.

-Si tú lo dices.- cedí, encogiéndome de hombros.

-Ven, vamos a divertirnos por nuestra cuenta.- me arrastró con decisión hacia los taburetes altos que reposaban frente a la zona de expendio de licor.

-Perdón, yo no bebo.- me disculpé

-Bien, solo será una gaseosa para ti.- dijo, sin borrar jamás aquella sonrisa que iluminaba su rostro poblado de pecas.

Me atrapó por sorpresa su propuesta, por la sencilla razón de que la mayoría, se esforzaba en persuadirme de acabar tan ebria como ellos, al oir mi negativa.

Afirmé levemente aturdida, sin embargo, agradecía indudablemente el que me hubiese descubierto en ese caos.

Me tendió la lata unos segundos más tarde, tomando asiento a un costado mío y revolviendo el líquido de su vaso, de manera simultánea. Me adueñé de aquel afónico tiempo, para reparar más detalladamente en sus características.
Su cabello creaba rizos perfectos,muy tupidos, y poseía un particular tono rojizo que lo hacía distintivo de la mayoría. De tez muy clara y nariz respingada, aún pese a la escacez de iluminación, reparé en los pequeños tatuajes que cogían forma en sus manos. La silueta de un ave en vuelo, iniciaba a la mitad del dorso de su mano derecha, para terminar próximo a su muñeca. Asímismo por el reverso de la otra, esquinado hacia arriba y a la izquierda, tinta negra dibujaba un pulcro diamante. Cada complexión que adquiría vida sobre su piel, parecía guardar secretamente una historia que no deseaba ser revelada. Un significado demasiado íntimo para ser expuesto sin más.