~Capítulo Sesenta y dos~

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Narra Niall

Miré la lámpara que pendía justo por encima de mi cama, aguardando con ilusión que cayera sobre mi cara.

Su voz rasgada, aún hacía eco en mis oídos, torturaba mi alma desdichada.
Jamás la había escuchado hablar de ese modo. Con tanta frialdad y rencor. Segura de que no quería saber absolutamente nada de mí, excepto si había muerto.
Lo merecía. Y eso era lo que más me destruía. Merecía sus palabras de desprecio, sus insultos, sus gritos de odio puro. Porque ella me había dado acceso a sus más sinceros sentimientos y había depositado, con aquella suavidad inherente a su ser, su corazón palpitante . Y yo, había jurado cuidarlo. Guardarlo dentro de mí, hasta que ambos se fundieran, otorgándole vida a uno. Pero no. Esa fantasía había fallecido. La había asesinado esa noche. De la misma manera en que había acabado con las esperanzas y anhelos de la chica que amaba.

Noté que llamaban a la puerta con miedo.

-Está abierto.- avisé, sin moverme. No tenía fuerza.

-Hey, hay que irnos.- Harry apareció en mi cuarto, con su mirada compasiva, observándome atento.

No quería compasión. No se siente compasión por el culpable.

-Bien.- me levanté.

Honestamente, no tenía bendita idea de cómo carajo se suponía que iba a pararme en un escenario a cantar, cuando ni siquiera era capaz de pronunciar más de tres palabras. Sin embargo, eso era problema mío.

-Intentamos convencer a los productores, de que estabas enfermo, pero no nos creyeron. Nos vieron salir... ya sabes.- se explicó.

Me encogí de hombros.

-Da igual. Gracias, Harry.-

Palmeó mi espalda para infundirme ánimos y abandonamos el lugar a paso flojo.

Lo único que deseaba en la vida, era tener la oportunidad de retroceder el tiempo y no pisar nunca ese maldito club.

Narra Jane

Estar sentada en aquel salón, oyendo acerca de los posibles riesgos de sufrir un ataque cardíaco y cómo evitarlo, fue un martirio.

No poseía la facultad de captar un solo término que se mencionara, además de que estaba a punto de dormirme sobre la mesa.

No había logrado conciliar el sueño, en toda la maldita noche. Cuando una aglomeración de recuerdos había invadido mi mente y clavado con filo homicida, en lo hondo de mi pecho.

Retorné a casa, sin prestar atención a esas miradas chismosas que de pronto se les escapaban a las muchachas, al descubrir que era yo la tan afortunada chica que salía con el grandioso Niall Horan.

La peor desgracia de mi vida.

Deseaba profundamente que hubiese sido alguna de ellas, la que cayera en el juego del afamado cantante. Y no yo. La estúpida siempre sería yo.

Narra Emma

-Tienes que venir, Kait. Realmente nos necesita.-

Caminé lentamente en dirección a casa, mientras me cercioraba de que no habían vehículos andando por la calle, que pudieran eventualmente, atropellarme al atravesar.

-¿Puedes explicarme qué rayos sucedió?- inquirió confundida.

-Niall.- suspiré. Aún me tomaba trabajo aceptarlo y más todavía, creerlo. -Niall engañó a Jane. En un club nocturno en Japón.-

Un silencio prolongado me notificó la sorpresa que mi amiga se había llevado.

-¿Es... en serio?- cuestionó incrédula.

Moments∞ || Louis Tomlinson  #PBMinds2016 #EMPawardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora