VII

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Pasaron casi dos años en los que no había ningún niño digno de tan mágico lugar.

En ese tiempo, encontramos el famosísimo lago de las sirenas, donde tres diablos disfrazados de niñas bonitas cantaban y jugaban.

Podía ver su malvada personalidad desde lejos y mi indiferencia hacía ellas era lo que les hacía querer estar cerca de mí, de ahí su manía de estar todo el rato intentando llamar mi atención.

Tootles admiraba sus voces y Nibs decía que eran identicas.

Yo sabía diferenciarlas no solo por su cabello.

Samantha era más terca.

Isabella más directa.

Y Coral más obediente.

Fue divertido cuando les dije sobre su verdadera personalidad y su forma de ser, no podían creer que huviera visto tras su mascara.

Desde ese día, ellas fueron las que comenzaron a admirarme a mí.


Cartas a Wendy [#1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora