XIV

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Volví a por ti al día siguiente, aunque debes de agradecerle a Nibs, ya que él fue el que me recordó que tenía algo importante que hacer.

Ese día me di cuenta de que eras asombrosa.

Pensaba que no eras más que una niña mimada de la que podía reírme, pero me equivocaba, ¿Quién iba a imaginarse que se podía llegar a nunca jamás volando?

He de reconocer que en el camino, hubo un instante en el que pensé que realmente rozaba las nubes a tu lado.

O lo mucho que me divertía ver como reaccionabas, eras tan fácil de asustar que por instinto quería protegerte y me dolió saber que llorabas por mi culpa.

Te grité y dije cosas únicamente para que me dejaras en paz, lo siento.

Pero te habías metido en terreno delicado.


Cartas a Wendy [#1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora