Digamos que Campanilla se lo pasó bastante bien con cierto gato, ya que un día me di cuenta de que estaba más perezosa de lo normal.
Finalmente, dio a luz a ocho gatitos casi identicos a ella, salvo uno.
Era blanco, no anaranjado y de alguna forma mi padre me decía que le recordaba a mí, ya que era despistado y parecía estar inmerso en su mundo.
Aunque quería, no podía quedarme con todos, por lo que simplemente me quede con Pan.
Decidí llevarselos a Amanda, ya que estaba seguro de que ella sabría que hacer y les buscaría un buen hogar, pero me sorprendió la entrada de un niño.
Era pequeño, muy pequeño y lloraba cómo si la vida le fuera en eso.
Ni Amanda ni yo sabíamos cómo calmarle, hasta que metí las manos a mis bolsillos y encontré en ellos el preciado objeto que solía llevar conmigo.
No era más que un simple dedal con motivos florales, brillante y bien cuidado, pero aún así para mí era especial.
Me recordaba el primer día que te conocí, ya que se trataba de tu beso.
Te recordé, a ti y tus expresiones maternales que solías mostrar cuando Sightly se raspaba la rodilla.
Sonreí calidamente al niño y le di el beso.
-Ese es mi beso, protegelo, y si alguna vez encuentras a su dueña, dile que me espere.
Tras eso dejó de llorar.
No volví a saber más del niño, y me arrepenti al haber perdido lo único que me quedaba de ti.
Pero Wendy, estoy seguro de que tú hubieras hecho algo parecido.
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Cartas a Wendy [#1.5]
Short StoryCartas dirigidas a la chica que nunca las llegaría a recibir. Acabando abandonadas en un pequeño cofre; y ahí, en el fondo del cajón, quedaron ocultos los pensamientos de Peter Pan. #472 historia corta 21/09/16