XXIX

563 91 7
                                    

Amanda ya sabía de ti, mucho antes de que os conocieseis, ya que solía hablarle de ti entre muchas otras cosas.

A veces, cuando sonreía para nadie en concreto recordando algo que hiciste, la mujer solía preguntarme el motivo de mi cara empanada y a la hora de explicarlo, no sabía como hacerlo, por lo que simplemente le describía lo mucho que me gustaba de ti ciertas cosas.

Creo que ella sabe más de tu personalidad que tú misma.

Es por eso que en cuanto te vio no dudó en mirarme de reojo, aunque no sé si te diste cuenta de eso.

Campanilla solía quedarse allí en mi horario de escuela, incluso su nombre salió de esa habitación por lo que tanto para Amanda como para mí era muy normal verla dormida bajo el escritorio.

Pero estoy seguro de que tu nunca habías presenciado tanta informalidad en una charla con la directora del centro.

Ambas me dejasteis en el despacho mientras os ibais a hablar y le pregunté a Campanilla que te metería esa mujer en la cabeza. Podría decirte lo que sea sobre mi, y eso me ponía los pelos de punta, haciendo que esperara impaciente a que volvierais.

Por un instante el miedo se apoderó de mi, pensando que si Amanda te contaba una de mis muchas trastadas tú huirías, alejándote de mi para siempre.

Wendy, si tu te alejabas, ¿me olvidarías?

Cartas a Wendy [#1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora