XXIV

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El tiempo a tu lado pasaba demasiado rápido, lo que hacía que durmiera deseando despertarme y volver a jugar juntos. De alguna forma, quería que me prestarás a mí más atención que a cualquiera.

Quería ser tu héroe.

Pero, ¿cómo ser un héroe sin un villano?

Llegué a la conclusión de que había abandonado un poco al viejo capitán, y estaba seguro de que sus desvaríos te asustarían, por lo que, ¿Qué mejor que presentártelo?

Todo iba tal y cómo quería, pero de alguna forma, siempre ibas un paso por delante de mí y cuando conseguía sorprenderte llegabas con un nuevo reto imposible.

Justo cuando conseguía que me mirases cómo algo a lo que admirar, llegaste con un deseo que no podía cumplir.

Crecías, y yo para cumplir mi promesa no podía seguirte.

El hecho de que me dejaras atrás me enfadaba, no entendía porqué no eras capaz de dejar las cosas tal y cómo estaban, ya que, si así todo estaba en orden, ¿porqué tenías que cambiarlo?

Reventé.

Siempre conseguías sacarme de mis casillas, ya que tu visión del mundo era completamente distinta a la mía.

Te enfadaste, y yo también.

Tu querías un hermoso reino, mientras que yo veía bien el jardín de espinas.

Y ese paso por delante de mí conseguía enseñarme la diferencia entre los dos.

Cartas a Wendy [#1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora