XVI

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Curly también entró rápidamente en nunca jamás.

Sólo bastó su primera noche en el orfanato, en la cual yo me desperté para ir al baño y le pillé robando parte de su bizcocho de bienvenida.

No dudó en seguirme cuando le confesé que había un lugar donde podría esconder todo su botín.

Meses más tarde llegaron los gemelos, fue una suerte que estuviera en el despacho de Amanda cuando le trajeron todos los papeles sobre ellos y pude ver sus nombres.

A la hora del descanso me acerqué a ellos y les ofrecí ser parte de mi mundo.

Aceptaron con una condición, tenía que acertar en un juego que ambos tenían.

Y así, es como tres nuevos miembros se unieron a mi mágico rincón.

Cartas a Wendy [#1.5]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora