Ese año, un niño de año y medio llegó al orfanato, saltando en una cestita y riendo sin saber que acababa de ser abandonado.
Su nombre era Max, de rizos marcados, ojos oscuros y unos mofletes que hacían que cualquiera se agachara a apretujárselos.
Nibs y yo lo encontramos en la puerta de rejas, justo en la entrada, le dimos la mano y le ayudamos a andar hasta el despacho de Amanda, dónde nos encargó que le vigilásemos.
¿Y cuál es la mejor manera de vigilar a un niño?
Diciéndole que crea en ti.
La verdad es que la entrada de Tootles a nunca jamás fue mucho más sencilla que con Nibs.
Acabé amando al adorable niño como a un hermano.
Nibs le veía más como a un hijo, y acabó teniendo un rol paternal con ambos.
Wendy, poco a poco estaba formando mi propia familia.
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Cartas a Wendy [#1.5]
ContoCartas dirigidas a la chica que nunca las llegaría a recibir. Acabando abandonadas en un pequeño cofre; y ahí, en el fondo del cajón, quedaron ocultos los pensamientos de Peter Pan. #472 historia corta 21/09/16