Capítulo 25

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Jake apretó los puños y se acercó cauteloso a la escena con el ceño fruncido y sin apartar la mirada de mí y de Logan. Por alguna razón me aparté de Logan y dejé que sus brazos dejaran de envolverme. Carraspeé para romper la palpable tensión.

-¿Quién es este?-espetó Jake dirigiéndose a mí.

-Es mi...

-Novio-acabó Logan.

Jake arrancó la mirada de mis ojos para posarla con molestia sobre Logan.

-¿Novio?-preguntó irritado.

-¿Novio?-pregunté yo casi tan sorprendida como él.

-Eh, bueno después de lo de ayer pensaba proponértelo.

-¿Qué es "lo de ayer"?-preguntó Jake volviendo su mirada a mí.

-Nada-me apresuré a decir.

-¿Y este quién es?-preguntó Logan cruzándose de brazos.

-Nadie.

Jake apretó la mandíbula y me desafió con la mirada.

-Vámonos a casa-se limitó a decir.

-¿A casa?-Logan se volvió confuso-¿Viven juntos?

-Sí-se adelantó Jake.
-He alquilado una habitación en su casa-expliqué de inmediato.

Becca se acercó a Jake. Y yo miré a Logan.

-Gracias por todo. Mañana hablamos y te devolveré el dinero-lo abracé antes de que pudiera protestar y me aparté para seguir a Jake y Becca que avanzaban por el pasillo.

*

La tensión en el coche casi podía tocarse. Nadie hablaba. Miré a Becca que estaba junto a mí en el asiento trasero esperando que ella hablara. Asintió como leyéndome la mente.
-Gracias-dijo, Jake la miró un segundo y esbozó una sonrisa mientras asentía. Me dio la sensación de que esa siemple palabra habí arreglado las cosas entre ellos.

-¿Has estado antes detenido?-preguntó esbozando una sonrisa juguetona.

Solté el aire que no sabía que estaba conteniendo al ver que el silencio se rompía. Jake miró a través de retrovisor, pero no a mí, a Becca.

-Puede-dijo y por fin sonrió un poco.

-¿Cuántas?

-He perdido la cuenta, pero hace un par de años.

-Mi primo detenido, esto es nuevo-dijo ella.

-¿Por qué os han arrestado?-.

-Rayamos el coche de Chase, le destrozamos la parte delantera y luego le pegamos un palizón-contestó ella en tono burlón y Jake soltó una carcajada.

Él volvió a mirarla y pero alguna razón quise que también me mirara a mí, pero no lo hizo. Cuando llegamos a casa tras dejar a Becca en el campus, Jake no me dirigió palabra y fue hacia la cocina, supuse que a tomar algo. Ya eran las diez y aun así no tenía hambre. Me senté en una esquina del sofá envuelta en la luz del televisor y por desgracia caí en el recuerdo del divorcio. Me sentí impotente por no poder hacer nada y también triste.

Mis pares no solían discutir nunca, ese era el problema. Se supone que cuando no discutes es porque no pones interés en la relación. Y bueno, desde luego estarían más ocupados con su trabajo que con su relación.

Noté como Jake se sentaba al otro lado del sillón manteniendo el silencio pero por fin, mirándome. Fingí que no me daba cuenta y me pasé la mano por el pelo para recolocarlo de modo que ocultara mi rostro de él. Noté como me empezaron a arder los ojos. No quería llorar pero entonces una lágrima salió de mi ojo y tras ella el resto no se detuvieron.

*Para, Claire, para*

Sabía que Jake seguía mirándome y sabía que no tardaría en darse cuenta de lo que sucedía. No quería que me viera débil pero no era capaz de levantarme e irme a mi habitación. Ya era tarde de todos modos.

-Claire-dijo.

Sabía que quería que yo respondiera para confirmar sus sospechas, pero no lo hice. En su lugar ahogué un sollozo cerrando los ojos y encogiéndome esperando desaparecer.

-Claire-repitió pero esta vez su tono sonaba más suave.

Entonces se levantó y se puso enfrente mío agachado. Observó mi rostro y entonces su expresión se ablandó.

-Ey, Hobbit, ¿Qué te pasa?

No pude evitar sollozar de nuevo y cubrir mi rostro con las manos. Negué con la cabeza. No quería seguir llorando por mis padres, pero no podía parar.

*Estúpida*me dije.

Noté como las manos de Jake rodearon mis muñecas y fueron apartando las manos de la cara. Abrí los ojos lentamente y me encontré con los suyos. Su cara lucía preocupada. Atrapó con su dedo una lágrima de mi mejilla y mordí mi labio para evitar que más lágrimas cayeran. Él se levantó y se sentó a mi lado. Seguí mirando al frente, pero me tomó de la barbilla y me hizo mirarlo. Y ahora pensarán "Y te besó", por favor esto no es un cuento de hadas. Se limitó a rodearme con sus robustos brazos y presionarme contra su pecho. Lloré de nuevo, y fue suficiente. La calidez que desprendía fue suficiente para cerrar mis ojos, aspirar su olor y a medida que pasaban los minutos, me fui quedando profundamente dormida.

Bajo el mismo techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora