Capítulo 29

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La casa estaba vacía. Cuando me desperté Jake no estaba en la cama y sentí como si me hubiesen tirado un cubo de agua fría. Deseaba con locura que lo que había dicho ayer en su estado de semiinconsciencia se le hubiera olvidado, porque no podría enfrentarme a una impredecible reacción suya.

Cuando desayuné subí a la segunda planta dispuesta a tirarme en la cama a leer. Pasé al lado de la habitación de Jake y casi sin quererlo le eché un ojo y paré en seco. Sobre su cama había varias cartas arrugadas, otras rotas y amontonadas. La curiosidad me pudo y entré. ¿Y si eran de sus admiradoras secretas?

Cogí la que más recompuesta parecía y le eché un ojo.

Debido su falta de pago en los últimos meses le avisamos de que en una semana será privado de la corriente eléctrica...

*¿¡QUE?!*

Cogí otra de las cartas.

Sentimos comunicarle que debido a sus pagos atrasados en una semana se retirará el agua corriente de la casa y...

Cuando abrieron la puerta de la casa fui hasta ella para encontrarme con Jake.

-Ey, hola-me saludó-¿Dormiste bien?-preguntó con una estúpida sonrisa en su cara.

-Tenemos que hablar-dije.

-Si es por lo de anoche...

Saqué las cartas de detrás de mi espalda y se las mostré.

-¿Cuándo pensabas decírmelo?

El suspiró y pasó de largo hacia la cocina.

-Jake-lo llamé siguiéndolo-si quieres subirme la cuota por la habitación no me importa, puedo pagarla.

-No es tu problema.

-Ahora tus problemas son también los míos-vaya, eso había sonado intenso.

-Te lo volveré a repetir: NO-ES-TU-PROBLEMA-su tono era terriblemente amenazador y eso fue lo último que dijo antes de alejarse de mí.
*
Solo hizo falta una semana. Jake estuvo una semana completamente fuera de sí. No hablábamos, ni siquiera nos veíamos casi. Salía sobre las nueve de la noche de casa y no volvía hasta las diez, de la mañana, claro. Las primeras noches había esperado a que llegara, luego ni me molesté. Una semana y no recibimos ni un solo aviso más sobre facturas o dinero. Nada. Una sola semana casi fuera de casa y ya tenía el dinero. ¿Qué demonios hacía? ¿Y si vendía drogas? ¿O robaba? ¿Qué se suponía que debía pensar?¿Y si se prostituía?

El viernes por la noche cuando salió de nuevo cogí el teléfono como un rayo. Busqué el número de la única persona que sabía que conocía más a Jake que el propio Jake.

-¿Claire?-preguntó Cameron al otro lado del teléfono.

-¿Estás con Jake?

-No. La verdad es que hace poco discutimos. ¿Por qué lo dices?

-Es que... últimamente ha estado... raro.

-¿Raro cómo?-se apresuró a preguntar, su voz sonaba más preocupada.

-Bueno, tal vez sean cosas dechics o no lo sé, pero ha estado fuera de casa todas las noches de esta semana y no ha venido a la universidad. ¿No te habías fijado?

-Pensé que tal vez estaba enfermo o... Es Jake, es decir, no es raro que falte de vez en cuando, pero ¿Toda la noche? ¿Por qué?

-Bueno, discutimos porque no me había contado que estaba faltando dinero para arreglar las facturas de la casa y se cabreó conmigo. Y no han llegado más avisos, lo ha arreglado todo en una semana.

Bajo el mismo techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora