Capítulo 14

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Seguidamente cogió su bolso del suelo y desapareció.

-A la mierda-musitó Jake.

Se levantó y tiró el mando al suelo.

-Jake, tío, pasa de ella-le dijo Cameron.

Él lo ignoró y subió a la segunda planta. Luego solo se oyó un portazo. Suspiré rendida.

-Solo se pone así por Becca. Ella es como su hermana y le molesta que esté con Chase-explicó Cameron acercándose y sentándose en el sofá junto a mí.

-¿Por qué se odian?-pregunté con la mirada en la pantalla.

-Bueno... Digamos que han tenido algunos roces en el pasado-se limitó a contestar-Esto...yo me voy, Claire.

Asentí y él se levantó. Lo acompañé a la puerta y me despedí. Ahora en la casa reinaba el silencio absoluto. Se oía la musiquita de la Play como un murmullo. Me rehíce la coleta dando pasos hacia la cocina. Una vez allí me dispuse a preparar dos tazas de leche caliente.

La verdad es que tenía la mente hecha un lío. Becca me daba tanta lástima con sus ilusiones... Tenía que decírselo. O de algún modo u otro lo acabaría sabiendo. No conocía casi a Jake, pero había sido suficiente para saber que sí que intentaba proteger a Becca. Lo seguía odiando por como trataba a todas las chicas que no se merecían ser humilladas, pero lo odiaba un poco menos.

El pitido del microondas me sacó de mis meditaciones. Tomé las dos tazas y con cuidado fui apagando las luces de la enorme casa. Luego salí disparada a la planta alta. La habitación de Jake tenía la puerta cerrada y bajo ella se podía ver un destello luminoso que daba un poco de luz a la abundante oscuridad de pasillo. Supuse que estaba despierto y toqué con el pie puesto que tenía las manos ocupadas.

-Está abierta-dijo Jake al otro lado de la puerta.

Abrí la puerta como pude con el codo. No sé que esperaba encontrarme en la habitación pero desde luego no esto. Estaba completamente ordenada. Era el contrario de la mía. También era más grande. La cama era de matrimonio con dos mesitas flotante a los lados. En la pared de enfrente había una televisión de pantalla plana colgada.

Él estaba acostado sobre su cama tan solo con una bermuda puesta. Aparté los ojos de su cuerpo para fijarlo en sus ojos.

-Te he traído leche caliente-dije alzando una de las tazas.

La posé el suelo y la empujé para que se deslizara por él hasta la cama consiguiendo derramar unas gotas. El se incorporó y cogió la taza del suelo. Luego se sentó en posición india en medio de la cama.

-Gracias-suspiró-Debo de parecerte un capullo por no decírselo.

Al principio no entendí pero luego supe que se refería a Becca. Me senté en el suelo, junto al marco de la puerta, a bastante distancia de él.

-En realidad-pegué los labios a la cálida taza y tomé un trago-Siempre me pareces un capullo-añadí con una sonrisa de suficiencia ganándome la suya de vuelta-Pero...-otro trago-esta vez no. Sé que intentas que no le hagan daño. Es comprensible. Aun así deberíamos decírselo.

-Ya...-musitó y pegó un trago a su taza.

El silencio se volvió a apoderar del lugar. Pero esta vez no era incómodo. Observé más detalles de su habitación. Estaba todo tan ordenado que apenas podía darme una pista de cómo era. Los únicos objetos personales era un pequeño marco en una la estantería que tenía al lado. Contenía una foto de una mujer rubia y de pelo liso hasta los hombros con facciones bonitas y ojos centelleantes de color verde y miel; acompañada de un niño de unos siete u ocho años aproximadamente de cabello pelirrojo zanahoria que tenía las facciones muy parecidas a la de la mujer. Supuse que ella sería la madre de Jake. El niño no se parecía a Jake, e intuí que podría ser su hermano o algo así.

-¿Cómo compraste esta casa tan grande?-irrumpí el silencio.

-No la compre yo. Mi tía murió hace unos meses y me dejó con esta casa. Como está cerca de la universidad la aproveché-lo dijo tan tranquilo e indiferente, como si hablase de un conocido y no de su familia.

-Lo siento-musité-¿Ella es tu tía?-señalé al pequeño marco al que había estado mirando anteriormente.

-No. Ella es mi madre. Y él es mi hermano-se quedó mirando la foto como si recobrara recuerdos perdidos.

-¿Y tu padre?-pregunté algo cautelosa.

-Para mí él está muerto.
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Bajo el mismo techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora