Aquello pareció desconcertarlo porque de repente se separó y se levantó.
-Le he dicho a Cameron que se fuera hace unos minutos y que volveremos a casa ya. Vamos-dijo con un tono calmado pero hasta cierto punto frío.
Joder, no lo entendía, realmente no lo entendía. Había estado a nada de dejar a ese tipo que me besara por las buenas y lo peor no había sido eso, lo peor es que me había rechazado y fingido que nada había sucedido. ¿Qué se supone que debía pensar?
Me levanté y actué exactamente como: fría.
Pasé a su lado chocando mi hombro y seguí hacia delante. Su repuesta fue un resoplido.
Al entrar nos encontramos con sus amigos que por lo visto vinieron de visita sorpresa (no me pregunten de dónde sacaron la llave). Pasé de ellos y subí a mi habitación. Allí estaba Becca acostada sobre mi cama con su móvil.
-Hola-la saludé.
-Hola ¿Dónde has estado?-preguntó y se sentó para mirarme.
-Por ahí-dije con indiferencia.
-¿Pasa algo?-preguntó como leyéndome la mente.
Fingí una sonrisa y dije.
-Pasa que tengo hambre y no quiero pedir pizza a domicilio.
-Pues pediremos comida china a domicilio-dijo sonriendo.
*
-Para entonces Keira estaba tan Enfurecida con ella que le tiñó el pelo de verde y le depiló las cejas-reímos mientras me echaba a la boca los palillos a rebosar de fideos.
Estaba comentando a Becca algunas anécdotas de mi prima Keira y sus famosas venganzas, mientras cenábamos. Era agradable contar con Becca para todo, tener una amiga aquí era genial. Por supuesto en california tenía a Violet pero no era lo mismo, desde luego. Se hizo de madrugada cuando acompañé a Becca hasta la entrada para despedirme de ella. Cameron ya se iba junto con Liam que parecía volver a hablarse con Becca y parecían volver a la normalidad después de que Liam le hubiese enviado un Osito de peluche del tamaño de su habitación en la residencia.
-Gracias por todo Cameron-lo abracé y me sentí genial.
-Cuenta conmigo para lo que sea-me dijo y me aproveché un poco más de su calidez.
Luego me dirigí a Liam.
-¿Sabes? Ya echaba de menos al verdadero Liam.
-Lo sé, el verdadero Liam es jodidamente irresistible.
Puse los ojos en blanco y lo abracé. Luego básicamente ignoré la existencia de Jake y regresé a mi cuarto.
En la tarde del día siguiente Jake realmente me había sorprendido. Aunque no hablábamos se había molestado en hacerme el desayuno y el almuerzo y la merienda... Y no, no había salido para nada.
Ya tenía el pelo casi seco de la ducha cuando sonó mi móvil desde la mesita de mi habitación.
Mamá
No sé cuantas veces me había llamado desde la noticia y desde luego no sé cuanto más tiempo aguantarían sin que contestara. Respiré hondo y deslicé el dedo por la pantalla.
-Hola-dije con voz calmada.
-Hola-me imitó ella-hace tiempo que no hablábamos hemos estado preocupados.
-Sí, sí, lo sé. Podría haber estado tirándome a una hermandad o haberme puesto a tope de cocaína o tal vez bailar desnuda en una piscina municipal con una botella de vodka. Pero esa fue tu juventud, mamá, no la mía.
-La botella era de ron, que conste-dijo ella y comenzó a reír. Cuando paró se estableció entre nosotras un reflexivo silencio.
-Siento haberme comportado como lo hice, no quise reaccionar así.
-Nosotros sentimos no habértelo explicado bien, y haber esperado a que te fueras para decírtelo.
-Entonces ¿Es definitivo?
-Tu padre y yo nos queremos muchísimo pero no creemos estar destinado a amarnos. Seguimos siendo los viejos amigos que una vez tuvieron una loca y salvaje noche de sexo en la que...
-Ya, mamá lo he entendido.
Mis padres fueron en su tiempo los mejores amigos del mundo. Salían de fiesta juntos, estudiaban juntos, bueno nos en realidad no estudiaban. Pero una vez cuando me contaron cómo se habían los bebés (a eso de los ocho años (sí, un gran trauma)) me contaron que básicamente habían practicado el coito juntos y que había sido tan apasionado, salvaje y morboso que tras muchas, MUCHÍSIMAS, precticas más decidieron casarse y formar una familia.
-...En la que creyeron estar enamorados-finalizó-sentimos que lo que tenemos aun es amistad y no amor. Somos increíblemente felices siendo amigos pero no siendo pareja.
-Lo respeto-añadí notando como se me hacía un nudo en la garganta.
Realmente lo respetaba y me aterraba que lo hiciera porque era como el paso definitivo para la inevitable separación. Tragué saliva y conté hasta tres.
-Claire, aunque tu padre y yo no estemos juntos como pareja siempre te querremos como tales.
-Lo sé.
-Me alegro de que lo entiendas. No sé si alguna vez de te lo conté, pero recuerdo cuando tu padre y yo nos conocimos. Yo me acababa de tirar al capitán del equipo de fútbol americano del instituto, que por cierto eso tío tenía unos movimientos que solo de pensarlos siento orgas...
-Mamá, si vas a hablarme de tus noches a lo Cristian Gray, prefiero no haber acabado de comer.
-Ah, no, no fue a lo sádico. Solo tengo una experiencia así y fue con un policía municipal cuando estaba de Becaria para la empresa, ¿Un cuarto rojo? Eso era de principiantes comparado con su mansión roja de juegos.
-Oh, Dios, mamá, me están dando arcadas.
-Oh, vamos seguro que te gustaría. Por cierto estarás usando protección ¿No? Es decir, no estoy en contra de los bebés...
-¡El abogado ya está aquí Suzane!-oí a mi opadre decir y recordé que la situación estaba para reírse.
Mi madre notó mi silencio y dijo:
-Te quiero.
Noté de nuevo el nudo en la garganta.
-Yo también.
Colgué de inmediato y bajé a la cocina. Sentía que el nudo se apretaba. Las cosas ya estaban bien, me decía. Pero la que no estaba bien era yo.
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Bajo el mismo techo
Teen FictionClaire se muda sola a Chicago con motivos de ir a una nueva universidad. Para ello alquila la habitación de la casa de una chica; pero no esperaba encontrarse con que la "dueña" era un chico. Era Jake: arrogante, mujeriego y sexy... Empiezan los pro...