Capítulo 34

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Violet en multimedia
***
De repente hacía mucho calor. Tal vez había oído mal, tal vez la comida estaba pasada o tal vez...

-Hija, mueve el culo, te está esperando en la entrada-repitió mi madre.

-V-voy-dije nerviosa.

Me levanté lentamente y noté como la mirada de Violet se clavaba en mí esperando una explicación que nunca llegó. Pasé al lado de mi madre y esta comentó:

-Invítale a pasar.

Seguí de largo y ahí estaba. En la puerta con las manos en los bolsillos y la mirada gacha. Aun con paso dubitativo caminé y su mirada se alzó encontrándose con la mía. Una enorme sonrisa apareció en su rostro. Mi mente no dejaba de formular preguntas: ¿Qué hacía allí? ¿Cómo había llegado? ¿Por qué no me había llamado?

Por fin llegué a la puerta y tras salir la cerré. Nos quedamos en silencio unos segundos hasta que hablé.

-Que sorpresa-suspiré y de mi boca salió vapor por el frío de la noche.

-Siento haber venido justo hoy, no quería molestar pero es que tengo un pequeño problema.

Me quedé mirándolo. Sus penetrantes ojos se clavaron en los míos.

-¿Has atravesado todo el país por un pequeño problema?

-Un problema en el que solo tú me puedes ayudar-aclaró.

-Dime.

Dio un largo suspiro y se sentó en el banco al lado de la puerta. Apoyó los codos en las rodillas y se llevó las manos a la cabeza, como frustrado. Me senté a su lado y lo miré.

-Te echo de menos-confesó al fin y se deshizo de su postura frustrada para mirarme como esperando que dijera algo, cuando lo único que podía hacer era oír como mi corazón se aceleraba-no sé por qué me pasa pero he atravesado todo el jodido país porque...

Silencio.

-¿Por qué?-pregunté.

-Por esto.

Antes de que pudiera si quiera pestañear él me atrajo hacia sí y me besó. Y yo le devolví el beso. Oh Dios, cuánto echaba de menos esos labios tan cálido y acogedores sobre los míos. Mi nariz estaba fría comparada con su cálida piel y por alguna razón me hacía cosquillas aquella sensación. Reí en medio del beso y él se apartó lentamente para mirarme a los ojos sonriendo.

-¿Qué?-susurró.

-¿Has venido desde Chicago hasta California por un beso?

-Bueno, si te parece poco podemos...

-No seas idiota-puse un dedo sobre sus suaves labios para callarle y lo aparté para darle un corto beso-cena con nosotros-propuse.

-No sé, Claire...

-Es una orden-añadí y me levanté.

Le ofrecí mi mano.

-Te pones muy sexy cuando estás en plan dominante.

-Vamos.

Al entrar todas las miradas cayeron sobre nosotros como agujas y de pronto me sentí avergonzada. así permanecimos unos largos segundo.

-Ejem-carraspeó Vi sin disimular.

-Esto...-hablé insegura-este es... Jake.

Dije Jake porque no sabía si decirle amigo o algo así y mis propias palabras me habían envuelto en preguntas prohibidas que ignoré en cuanto todos se levantaron.

Bajo el mismo techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora