Dieciséis.

870 26 6
                                    


-¿Charlamos? -Preguntaste con vos de nena. Esa mañana habías entrado clandestinamente a su departamento nuevamente con la ayuda de Tato, el portero. Te sorprendiste cuando ingresaste a su habitación y él ya estaba despierto. Notó tu presencia pero mantuvo su vista en la ventana. Te quitaste los zapatos y trepaste la cama, dejaste un beso en sus lunares y los sentiste un poquito húmedos. Algunas lágrimas pasearon por su cara. Te apoyaste con la panza, las piernas y los codos para observarlo mejor. -Traje tu ropa, la dejé en el living. Onda, vos me echaste así vestida y te perdiste la cara de Tato, el portero. Hoy me abrió la puerta muy contento. -Supiste que se quiso reír pero se acordó que estaba enojado. -¿Me queres mirar un ratito? ¿No? Bueno... Supongo que un beso tampoco me vas a dar. -Entonces te sentaste apoyando las rodillas. -Fui a lo de Benja ayer, cuando me echaste, vestida de jugadora y todo. ¡No te imaginas la cara que puso cuando me vio! ¡Fue mortal! -Y paraste con la risa porque Peter te dio la espalda para mirar más cómodo la ventana. -Emm bueno, la cosa es así. Fui con la revista en mano y me le planté ahí. ¡Nada, Peter! Era una nota que había hecho hace unas semanas cuando todavía salíamos. Me sentí re mal, pobrecito. Una tapa gigante que decía "Con Lali estamos muy enamorados" y yo metiéndole los cuernos con mi ex. ¡Y no es que me arrepienta de todo lo que pasó con vos, eh! -Saltaste antes de que te interrumpa, aunque no tenía intenciones de hablar. -Pero ahora que lo pienso... no sé... había muchas otras formas. -Le dejaste otro beso en sus lunares y te acomodaste en su pecho. No tardó mucho en abrazarte y dejar un beso sobre tu cabeza. Quedaron así unos minutos hasta que se decidió a abrir la boca.

-¿Sabes qué? -Apoyaste tu mano en su pecho y giraste la cabeza para mirarlo. -Ya lo sabía.

-¿Qué cosa sabías?

-Que la nota era de antes.

-¿Eh?

-Sí... ¿No viste la fecha de publicación de la revista? -Te levantaste de golpe, te rascaste el cuello y te despeinaste un poco.

-¡Una trompada te voy a dar, Juan Pedro! ¡Anduve de acá para allá, en taxi, en plena Avenida Libertador vestida de rugbier! -Y se rio de vos, de tu cara y de tus pelos. -¿Por qué mierda llorabas entonces? Tenías tus lunarcitos todos mojados.

-Me fui a lavar la cara, recién me despierto. -Soltó una carcajada. Vos hiciste puchero. -Vení, linda... -Se sentó para encerrarte en sus brazos. -No pensé que te ibas a ir en serio anoche.

-¿Y no se te ocurrió agarrarme del brazo, parar el ascensor, correr el taxi, darle una trompada a Tato por cómo me miraba? -Le brindabas opciones, viste.

-Sí, se me ocurrió eso y mucho más, pero fue más divertido lo que pasó. -Él seguía con su cara de feliz cumpleaños. Entonces te sostuvo la cara y apoyó sus labios en los tuyos logrando que caigas para atrás. Vos enredaste las piernas en su cintura. -Me dejaste loquito anoche...

-Vos me echaste. -Le sacaste la lengua y Peter te dio un beso sopapa.

-Si te quedabas dos minutos más en mi departamento eras Lali violada por un angelito enamorado. -Te mordiste el labio y agradece que estabas acostada porque si no te caías de cola al piso.

-No te muevas así... -Porque ya te estaba haciendo un apoyo sobrehumano. Él siempre tenía ganas de estar con vos.

-Vestite, dale.

-Ya estoy vestida. -Te encantaba histeriquearle.

-No... con mi ropa de Alumni.

-¿Para qué? Si me vas a desnudar después. -Desde ese punto de vista tenías razón.

-Por fa... -Y te estiró un poquito tu labio con los dientes.

No voy a contar más, sólo voy a decir que Peter amaba cuando sus dos pasiones se juntaban. Que al verte así no podía dejar de recordarte cuanto te quería. Que no llegaron a la cama porque el amor los encontró en el piso. Que no hizo falta desnudarte por completo porque la remera de Alumni todavía la llevabas puesta mientras preparabas el mate en la cocina.

-Me asustaste. -Porque te estremeciste cuando él te tomó de la cintura. Vos ponías la yerba en el mate.

-No soy tan feo... ¿Sabes lo que voy a hacer? -Pero no espero tu respuesta. -Le voy a decir a mi entrenador que jugas perfecto al rugby. -Golpeaste su panza con el codo y te reíste.

-¿Sabías que Gas y Ro están saliendo? -Te caracterizabas por cambiar de tema rápidamente. Llevaste el mate y el azúcar a la mesa, Peter te siguió con la pava.

-Sí... un día podemos salir los seis.

-¿Qué seis? -Le pasaste el mate con cuidado para que no se derrame.

-¿Cómo qué seis? Nico y Silvi también. -Te dijo obvio.

-¿Perdón? No escuché bien. -Y te pusiste una mano en la oreja. -Silvi... ¡SILVI! -Te quitó la pava de la mano porque ya pensaba que le ibas a tirar el agua hirviendo sobre su cuerpo. -¡Silvi le decís a ese gato!

-Te llega a escuchar Nico que le dijiste gato a Silvi y...

-¡Deja de decirle Silvi! Se llama Silvina, SIL - VI -NA. -Se lo dijiste lento para que le entre en la cabecita. - Es un gato y sale con cara de turra en todas las fotos. Y me importa muy poco lo que diga el tarado de Nicolás.

-No le digas así a Nico. -Peter protegía a todos.

-No le digas Silvi a Silvina. -Vos se la retrucabas.

-Que histérica que sos.

-Vos sos un pajero.

-Petiza.

-Gordo.

-Yegua.

-Caño. -¿Me parece a mí o la conversación está tomando otro rumbo?

-Mira que te hago un tackle.

-¿Jugamos el segundo tiempo? -Sí, desvariaron los dos.

Y como dos imanes, sus bocas se pegaron automáticamente. La excusa era que se habían extrañado es sus casi dos años separados. Se tenían que volver a reconocer. Tocabas su cuerpo porque toda su masa muscular había cambiado en aquel tiempo. Buscabas su boca porque sus besos también habían cambiado, se habían vuelto más desesperantes y querías hacerle notar que vos estabas ahí y no lo ibas a dejar.

Poco le importó a él que su remera de Alumni se haya mojado cuando te apoyó con frenesí contra la pared de la ducha. Poco les importó a ustedes que Cami y sus amigas estén tocando el timbre de su casa porque la primera les había jurado que te vio entrar esta mañana y luego escuchó gritos -y no eran de peleas-. Poco les importó que Tato, el portero esté decorando el hall de entrada con nuevos helechos. Poco les importó que Bauti, en este momento, esté chocando nuevamente el auto de Peter. Poco les importo que Mina le hizo pis en las sábanas a Gastón, que Rocío se haya quemado el dedo planchando el pantalón que iba a usar esta noche para salir con su novio, que Nicolás haya puesto play a la pista n°3 del reproductor de música, que Silvi se haya quebrado un pie mientras caminaba por un shopping y mucho menos que Benjamín esté firmando un contrato con Telefé para la nueva novela en la que ibas a trabajar.

Secretos LalitersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora