Cuatro.

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-Shh. -Te volvió a tapar la boca. -No es una laliter. ¡No es una laliter! -Convencidísimo.

-¿Cómo sabés? -Volvían a los susurros.

-Porque si fuese una laliter en vez de interrumpirnos nos habría encerrado y hasta que no tengamos dos hijos no nos dejaba salir. -Y que bien que conocía a sus fans. -Es una fan tuya y del otro. Estoy seguro.

-¿Y entonces por qué te pidió un autógrafo? Si quiere a Benja no te quiere a vos.

-Porque soy lindo.

-Quiero salir, Peter. -Porque ya tenías calor, te faltaba el aire y te estabas poniendo histérica.

-No nos pueden ver, ¿sabes todo lo que se va a decir?

-Lo negamos y listo.

-Decime... ¿no entras en el tacho de basura?

-Disculpen... -Otra vez golpeó la puerta. -Ya les dije a los pasajeros que tomen asiento. Salgan cuando quieran. -Y te pusiste roja como un tomate.

-Prestame tus lentes. -Esos negros que se había comprado en Londres y los llevaba a todos lados.

-¿Para qué? ¡Si ya te conocen todos!

-Pero por lo menos no les veo la cara. Me da vergüenza. ¡Dale!

-No sé dónde están. -Y los encontraste en el piso, seguramente se le habían caído en el traqueteo de la pasión. Te agachaste como pudiste en ese lugar tan estrecho y te los pusiste.

Salieron como si nada, con la vista hacia el frente evitando las miradas acusadoras de los pasajeros. Cada uno volvió a su lugar.

-Te callás. -Le ordenaste a Rochi, tu amiga, porque estaba a punto de estallar en una carcajada.

La llegada a Perú trajo consigo a miles de fans esperándolos en el aeropuerto, corriendo tras el micro que los transportaba -y que te sentaste junto a él- y gritando en la puerta del hotel, donde cada uno tenía su habitación.

Entre fotos y entrevistas, comidas y salidas las manos de ustedes iban y venían y estaban seguros que las fans ya se habían tomado el trabajo de escracharlos, subir fotos a internet y como si fuese poco mostrárselas a tu pareja. Pero calma.

-La cosa es así, novio en Argentina dividido vos con tu ex en Perú igual a: noche de pasión. -Rocío estaba recostada en la cama de tu habitación mientras vos buscabas algo para ponerte. Recién salías de bañarte y ella evaluaba qué posibilidades había de revivir el amor en la banda.

-¡No! novio en Argentina dividido yo con mi ex en Perú igual a: no va a pasar nada porque no le quiero meter los cuernos. Pobrecito.

-¡Claro! En el baño del avión no decías lo mismo.

-Para que sepas, no pasó nada en el baño. Solo hablamos. -Secretos Laliters.

-¿Hablaron? Soy rubia pero no estúpida. Estoy segura que pasó algo porque Peter después se fue a hablar con la azafata. -Que Peter... ¿Qué?

-Vamos a cenar en 10 minutos... -Entró de sopetón y se tiró en tu cama junto a Rochi logrando que reboten. -¿Charlaban?

-Si... de vos hablábamos. -Le contestó tu amiga, ojo."Como se debe" fue la respuesta de Peter. -No tendrías que estar acá nene, Lali se está vistiendo.

-Hace tres días que la vengo viendo en bolas, a menos que le haya salido un lunar nuevo. No hay nada que no conozca. -Concluyó guiñándote el ojo y vos lo miraste mal. Rochi, en cambio saco una de sus carcajadas.

-Yo, me parece que sobro acá. Les conviene que en ocho minutos y treinta segundos estén en el comedor porque voy a pensar cualquiera.

-¿Estás enojada? -Una vez que se cerró la puerta. Vos no le contestaste y terminaste de vestirte. -Estas enojada. -Confirmó. De fondo tenían los gritos de las fans que se iban a quedar toda la noche esperando como mínimo un saludo o como máximo un beso de ustedes dos.

-¿Qué hiciste con la azafata? -Estallaste de repente. Seguro que no eran celos.

-Nada... quería un autógrafo, La.

-¿Te dijo algo? ¿Te la comiste? ¿Hicieron cosas en el baño del avión? -Lo acusabas con tu dedo.

-No, no te metas y no querrás saber. -Respuestas enigmáticas.

-¡Sos un estúpido! Yo preocupada por los cuernos que le estoy dando a mi novio y vos revolcándote con el servicio aéreo.

-¿Te molesta? No sabía que vos sola podías tener pareja. -Te cerró la boca.

-Hacé lo que quieras. -Ya te encaminabas a la salida. Te agarró del brazo y caíste sobre él.

"No, Peter" "Shh, dijiste lo que quiera" Y provocaron ese beso que tanto les gusta darse. Lo cierto era que últimamente te estabas volviendo adicta a su boca. Como lo eras antes. Siempre te besaba de la misma forma pero en vos causaba que vivas sus besos de una manera única. Y no entendías como lo hacía.

Y más te encantaba que él esté tan tranquilo acariciándote el pelo mientras vos hacías el trabajo de mover los labios. También te gustaba sentir como tu cuerpo subía y bajaba al compás de su respiración.

-Dale, Peter. Nos están esperando. -Dijiste entre besos.

-Nos quedan tres minutitos. -Te suplico. Y te miró. Mariana, no te hagas la ofendida porque acá la infiel sos vos. -No pasó nada con la azafata, solo le di el autógrafo. Era gastochi. -Y te provocó una risita.

-No quiero arrepentirme de todo esto, Pipu. -Sentenciabas mientras él te hacia nariz con nariz.

-Ya se, La. Disfrutemos. -¿Y por qué si eran unas palabras tan simples quedabas rendida a sus pies? Corrección: a su boca.

Secretos LalitersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora