Catorce.

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Dos departamentos, dos enamorados, dos situaciones.

-¿Entonces volvieron?

-Se puede decir que sí... -Sonreíste y ella también. -Esto ya está.

Apagaste la hornalla y sacaste la cera de depilar de la olla, la habías derretido a baño maría. Rocío te esperaba en el piso. Hoy era día de belleza.

-Contame... ¿Cómo es eso que hoy tenes la segunda cita con Gastoncito? ¿Cuándo fue la primera?

-Antes de ayer... ¡Ay, quema! -Se había puesto un poco de cera caliente en la pierna y sacudía la mano para darle aire. -Me preparó una cena romántica en su casa ¡Ay!

-Más tierno. El día que Peter prepare una cena va a ser cuando mida un metro setenta. -Vos te dedicabas a sacar el pegote que se te hizo en el dedo índice y pulgar

-El día que Peter sea romántico yo voy a desnudarme para la Playboy. -Rocío hacía una bolita con la cera despegada. Todos sabemos que a la rubia de los Teens le da mucho pudor mostrar su cuerpo.

-¡Che! Mira que te hago doler-La amenazaste mostrándole la cera verde vegetal. -Dale, desembucha. Quiero saber todo.

-Bueno fue así. -Y agarraba un poco más de cera con un palito de madera. -Yo estaba en plena reunión familiar en la casa de mi abuela, me suena el celular ¡Y a quien no sabes quién era! -Todos nos dimos cuenta.

-Diría que fue Gas pero hay muchas probabilidades de que sea un mensaje de la línea telefónica. ¡Ay, la puta madre! -El tirón fue fuerte.

-Gastón me estaba llamando y me pidió que vaya a su casa. Yo le dije que no podía entonces me conto que la perra estaba mal.

-¿Qué tiene Mina? -Querías mucho a ese animal.

-¡La perra esta chocha! Fue una excusa.

-¡Para! -Y de la risa no podías despegarte la cera que ya se había endurecido completamente sobre tu pierna derecha. -¿Te puso a la perra como excusa?

-Sí, el otro día le pedí consejos a Nico... -Gran amigo. Recordaste cuando te ayudó a aclarar las ideas aquel día que lo encontraste cantando Chayanne. -me dijo que por ahí, Gastón busca a una chica que le gusten los perros. -La miraste incrédula, vos sabías perfectamente que tu amigo estaba muerto por ella desde hace tiempo. -Bueno, no importa. La cosa es que me hice la preocupada y fui. ¡Ay! ¡Mierda! ¡Es una porquería esta cera!

Como ya dijimos alguna vez, Peter vivía a treinta cuadras de diferencia de la casa de su"novia"-"ex"-"amiga"-"compañera" todavía no se definió qué eran realmente. Estacionó el auto, agarró las cuatro bolsas de nylon blanco que reposaban en el asiento del acompañante y tomó el ascensor hasta el cuarto "a". Buscó la llave correcta para abrir la puerta y respiró. "Hogar dulce hogar". Se sacó las zapatillas y comenzó a ordenar lo que había comprado en el supermercado de los chinos. Así en patas, abrió la heladera para meter el pollo, una botella de vino, una de gaseosa, una manteca, un dulce de leche y media docena de huevos. Luego fingió un ataque de electrocución para burlarse de su madre -la que ni siquiera estaba presente- que siempre lo retaba por usar la heladera sin nada en los pies. En la alacena dejó una lata de arvejas, un paquete de arroz, dos de fideos y cuatro de galletitas.

Espió por la mirilla cuando escuchó el timbre y rezó a todos los santos antes de abrir la puerta.

-Hola.

-¡AYY! ¡AHH! Hola. -Su vecina. Adolescente y laliter.

-¿Necesitabas algo? -Y sonrió para quedar simpático.

-¿Me firmas? - Le mostró un cuaderno rosa con brillitos y una lapicera azul.

-¿Vendes mis autógrafos vos? - Ya comenzaba a escribir. -Desde que vivo acá ya te firmé veinticinco. -Los tenía contados.

Secretos LalitersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora