"-Hola... -Saludaste cuando abriste los ojos y te los refregaste.-Hola. -Y se puso boca abajo, apoyándose con los codos. Hace rato que estaba despierta. Te miró, arqueó las cejas y suspiró. -¡Que cagada que nos mandamos, eh!
-Sí... -Pusiste una mano bajo tu cabeza y con la izquierda acariciaste su mejilla. -Te extrañaba...
-Ahh, mirá vos. Yo... todo tranqui, sí te extrañaba pero tampoco así tan ¡guau, no puedo vivir sin vos! ¡Guau, me falta el aire si no te tengo!
-La... ya está. Mejor me voy antes de que empiecen los problemas. -Y en silencio te destapaste y comenzaste a vestirte buscando las prendas olvidadas en el suelo.
-¿Volvés a la noche? -Fue su pregunta antes de desaparecer de su habitación."
Eso, es lo que querías que ocurra, pero la realidad era esta:
Moviste con cuidado a Mariana de tu pecho para que su cabeza toque la almohada. Quitaste las sábanas que tapaban de tu cintura para abajo y te arrastraste sobre el colchón para que tus pies acaricien el suelo. Buscaste tu bóxer azul, tu jean y tu remera por la habitación y te vestiste. Las zapatillas te las pusiste sentado en el sillón. Giraste una vez la llave que había quedado en la puerta y la escuchaste.
-¿Te vas? -Diste media vuelta y la viste con su bata rosa combinando con casi todo su departamento, refregándose los pies uno sobre otro, su pelo despeinado, cara de dormida y con una mirada extraña.
-¿Queres que me quede? -Te atreviste a preguntarle. Es que en realidad no sabías como reaccionar ante lo que pasó esa misma noche y preferiste escapar.
-No sé... -Se tapó la cara con las dos manos y supiste que estaba a punto de llorar. Dejaste la llave, que hasta el momento la habías tenido en la mano lista para dar la segunda vuelta y volver a tu casa, para caminar hacia ella, abrirle los brazos y que se refugie en tu cuerpo. Diste unos pasos hacia atrás y te apoyaste sobre el brazo del sillón para que su cuerpo quede entre tus piernas y vos apoyes tu cabeza sobre la suya. Ya estaba largando algunos quejidos de llanto. -Soy una tarada...
-No digas así... yo tuve la culpa. -Frotaste tu mano derecha sobre su espalda.
-No, yo soy la culpable. ¿Cómo le voy a hacer esto? -Sabías que hablaba de Benjamín y dejaste que se desahogue. Se separó de tu cuello para mirarte a la cara, ya estaba con algunas lágrimas. -Le fui infiel, Peter.
-Bueno, tranquila. Un error lo puede tener cualquiera, nos olvidamos de lo que pasó y listo.
-¡Tan fácil lo decís! Le acabo de meter los cuernos a mi novio con mi ex. ¿Con qué cara lo miro ahora?
-Con la única que tenes. Lali, vos quisiste hacerle esto sino me hubieras dado una patada en el orto y yo ahora estaría en mi casa... llorando. -¿Llorando?
-¿Llorando? -Sí, dijo "llorando". -¡¿Llorando?! -¿Preguntale por qué llorando? -¿Por qué llorando? -Eso Peter, ¿por qué llorando?
-Bueno, no se si llorando pero estaría mal.
-¡Ay, Peter, por favor! Desde que empezó el verano que lo único que recibo son fotos tuyas en pedo con una mina más rubia que la otra. ¡¿A eso llamás estar mal?!
-¿Y a vos qué te jode? ¡Si tengo ganas de acostarme con miles de minas lo hago, y si no hice todo esto antes fue porque estábamos juntos y te respetaba!
-Así que ahora soy yo la que tiene la culpa. Si tanto querías salir de joda me hubieras dejado.
-Yo te amaba... ¿Sabés qué, Lali? No tiene sentido todo esto. Me arrepiento de haber venido hasta acá y me arrepiento de todo lo que pasó. Hacé tu vida, yo hago la mía y que seas felíz. -Estuvieron dos minutos mirándose a los ojos, ella enojada con vos y vos enojado con vos mismo por creer que todo iba a volver a ser como antes. Caminaste hacia la puerta y diste el último giro a la llave pero antes de tocar el picaporte diste marcha atrás para posicionarte tras ella. -¿Sabés que más? Me encanta que te sientas tan sucia... ¿Y sabes que otra cosa? No voy a caer en la misma de siempre, si necesitas a alguien que te sequé las lágrimas pedíselo a tu novio porque ya me cansé. ¡Ah, lo último y me voy! Tenías razón, no voy a llorar. -Ahora sí te dirigiste a la salida.
-¡Peter! - Paraste la marcha pero no giraste, mejor no mirar hacia atrás. -No le digas a Benjamín lo que pasó, por favor.
-Yo tengo códigos. ¿Y ustedes dos?
Y que bien se sentía eliminar una parte de tu vida. Porque era así, te sentías liberado. Como si hace tiempo querías deshacerte del dolor que permanecía hace más de un año.
No, no llorabas. Te reías. Te habías tragado el mal sabor que te dejó Lali al decirte "no puedo estar más con vos"antes de empezar a grabar una de las escenas más importantes de Casi Ángeles. Habías asimilado satisfactoriamente que tu ex y uno de tus amigos estén juntos frente a vos. Evitabas los comentarios cuando en las entrevistas le preguntaban a Lali si estaba de novia. Te engañabas que era tu amiga cuando antes le decías que nunca la verías con otros ojos. Creías que sólo era un capricho suyo y tenías fe que tarde o temprano iban a volver a ser los mismos de antes.
Manejabas hasta tu casa pensando en que estuvo bueno poner un punto final. Sí... estuvo perfecto. De repente ya no sentís más esas ganas de hablar con ella, de saber como está, de tocarla. Ni siquiera te importa que dentro de poco iban a empezar los ensayos con la banda y otra vez, el tiempo juntos se prolongaba. Empezaste a ver las cosas con más claridad, hace año y medio que no son pareja y vos estuviste todo el tiempo tras ella esperando alguna señal para avanzar. Te diste cuenta que no, que Mariana estaba enamorada de otro y que vos no sos tan importante en su vida como lo eras antes. Y otra vez reíste. Pensar que tantas veces hiciste el ridículo conteniéndola cuando estaba mal y ella que lloraba por otro y vos que la abrazabas y ella que te decía que lo amaba a él y vos que le decías que la amabas a ella. El que sobrabas eras vos.
Abriste la puerta de tu casa y viste a tus padres desayunando, listos para irse a trabajar. Era temprano, a penas las siete y media. Robaste una tostada, besaste sus mejillas y subiste a zancadas hasta tu habitación. Entraste despacio porque tu hermano menor todavía dormía. En silencio te quitaste la ropa para deslizarte sobre tu cama y cerrar los ojos.
Evitemos el hecho de que Mariana seguía parada en el living de su departamento donde la habías dejado, con su bata rosa anudada a la cintura. Su mano izquierda despeinándose aún más y la derecha tocándose el labio que temblaba.
Vos amoldaste la almohada y ella lloraba. Vos te tapaste con la sábana y ella caminaba de lado a lado. Vos te acomodaste de costado y ella se sentaba tapándose la cara. Vos dormías tranquilo y ella que caía en la misma realidad que vos. Hace más de un año dejaron de ser pareja.

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Secretos Laliters
FanfictionSinopsis: El primer amor es el más fuerte, se vive con más pasión, más energía, más emoción y más adrenalina. Durante esta etapa haces muchas cosas que nunca pensaste que harías, compartis momentos con la persona a la cual más amas, la que es tu mun...