Levantaste la cabeza unos veinte grados y la dejaste caer otra vez sobre la almohada. Dormías boca abajo. Estabas un poco contracturado porque te pasaste las cuatro horas en la misma posición. Giraste para quedar boca arriba, llevaste tu mano hacia la nuca y te impulsaste para levantarte. Largaste un quejido que duró todo el recorrido de la habitación a la mini cocina. Allí te encontraste con tu hermano, Pepo, buscando el fiambre en la heladera para hacerse un sándwich.
-¿Querés? -Te ofreció la bolsa de pan lactal. Ni mamado te iba a servir el almuerzo. Contestaste un "sí" pero no lo escuchó, supo que querías cuando le sacaste la bolsa con la mano izquierda. La derecha todavía estaba en la nuca. -¿Qué te pasa?
-Dormí para el culo. -Quisiste mover la cabeza hacia abajo y sentiste un tirón que te obligó a dejarla quieta. Te sentaste para poder estar a la altura de la comida y servirte sin tener que moverte demasiado.
-¡Hasta que te despertaste boludo! -Uno de tus amigos entraba con unas bolsas de almacén (con alcohol) y te golpea la cabeza provocando que largues un quejido tremendo. -¡Para! ¡Ni que te hubiese violado por atrás! -Y se rio de su mismo chiste. Vos optaste por masajearte la zona dolorida.
-Che, Peter. ¡No sabes a quien me crucé anoche! -Se acordó, Pepo. Vos apoyaste la frente contra la mesa. Mejor no acordarse de anoche. -Me encontré con... con... -Chasqueó los dedos como si fuese la forma de recordar una nomenclatura química. -¡Uy, como se llamaba este! Bueno, vos sabes de quien te hablo, del pibe este.
-No se ni de qué me hablas, tarado. -Agarraste tu cabeza con las dos manos para levantarte y volver a tu cama. Tenías miedo de desparramar pedazos de tu cuerpo. Te recostaste, esta vez boca arriba y al mejor estilo momia.
"-¡Para, para! -La sostenías del brazo y de la cintura para que no se escape.
-Peter, llegan a ver que estamos juntos y se arma. Deja que me vaya.
-No... charlemos un ratito... ¡Dale, yo sé que te gusta! -Y te acercaste demasiado para pegarte en su cuello. Ella abrió los ojos y te dio unos toquecitos en la espalda para que reacciones.
-Basta, Peter. Estas llamando la atención y nos pueden sacar fotos.
-¿Y a vos qué te jode si el famoso soy yo? -Provocaste que enarque las cejas y te odie un poquito más.
-¡Chau!
-¡Laura, vení! -Pero Lali se fue."
-Soy un flor de pelotudo. -¿Esa es tu conclusión? Digamos que... estas en lo cierto. ¡Sos un flor de pelotudo! ¿Cómo se te ocurre llamarle Laura a la que no es Laura? ¿Sabes lo que es para una chica enamorada que el otro le diga por el nombre de otra flaca? ¿Qué? ¿Qué si Lali está enamorada de vos? Este... em... eh... ¡Que se yo! Preguntáselo a ella.
-¡Ah, ya me acordé! -Entró tu hermano de golpe como si hubiese descubierto la electricidad. -Me encontré con Patricio, el hermano de... ¡Uy, la puta madre! Lo tengo en la punta de la lengua. -Revoleaste los ojos. Le hubieses tirado con la almohada pero tu cuello no te permitía movimiento alguno. -¡El hermano de la que te metió los cuernos! ¡Tu ex!
-¿Lali?
-¡Si, sí! El hermano de esa... ¿tu ex no se llamaba Mariana? ¿Estás seguro? -Okey, sacarle información a tu hermano es como buscar un programa cultural en canal trece. ¡Imposible!
-¡Hola, buenas tardes! -Y fuiste tan desubicado en pasearte por las calles de Pinamar y entrar al hotel con esa maya rosa y en cuero. No te podías mover, claro... el cuello.
-Buenas tardes. ¿Qué puedo hacer por usted? -Te preguntó la encargada y a vos se te cruzaron miles de ideas por la cabeza de soltero pero te abstuviste.
-¿Me podría decir el número de la habitación de Mariana Espósito? -Y apoyaste un codo sobre el mostrador mientras masajeabas tu cuello.
-Imposible. -Te hizo cien muecas de negación la muy guacha. -No estoy autorizada a dar esa clase de información. Pero si lo desea llamo a su habitación y le comunico que lo espera en el hall.
-¡No! -Calmate, Peter, calmate. Intentá no parecer desesperado. -¿No sabe quién soy yo? -Te sacaste los lentes de sol para que te pueda mirar bien.
-Sé perfectamente quién es usted, pero las reglas son las reglas y son hábiles para todos.
-Mira, flaca... me duele el cuello y no tengo ganas de discutir. Dame el puto número de la habitación por las buenas o me la das por las malas. Elegí. -Un minuto después ya te encontrabas en el ascensor.
-¡No, no, no, no! -Abrió la puerta, te vio, agrandó los ojos e intentó cerrarla. Vos hacías fuerza para entrar.
-¡Sí, sí, sí, sí!
-¡No, no, no!
-¡Sí, dale, Lali! ¡Me duele el cuello! -Pero no cedió sino que vos empujaste de tal manera la puerta de la habitación doscientos tres que ella cayó al suelo y vos ingresaste triunfal. -¿Estás sola? -Lalí seguía en el piso mirándote con odio acumulado. Ante su silencio decidiste inspeccionar la suite y el baño.
-¿Qué haces así y acá? ¡Tomatelas! -Y te agarró del brazo con el que te sostenías la cabeza (porque para vos se te iba a despegar) para llevarte de nuevo hacia la puerta.
-¡Me duele, te dije! -La zamarreaste para que te suelte y cerraste la puerta con llave.
-¡¿Qué haces?! -Y ella ya se imaginaba medio Twitter hablando de @laliespos, @p_lanzani y la habitación doscientos tres.
-¡Quiero hablar! Nada más... ¿Qué te jode?
-Me jode que estés acá, semi en pelotas, encerrados y que vos tengas la llave. Eso me jode.
-¡Tomá! -Se la lanzaste y te sentaste en la cama. -No tengo ganas de discutir. Te quería pedir perdón por lo de anoche.
-¿Por qué? ¿Por tocarme la cola, por besarme el cuello, por las nauseas que me provocaste o por decirme Laura? -Te levantaba los dedos para que veas todo lo que le hiciste. Reíste.
-Por las últimas dos, las primeras no creo que te hayan molestado. -Se mordió el labio y puso sus manos en la cintura. -¿Por qué no me dijiste que ibas a venir a Pinamar?
-No tengo por qué contarte mi vida. -Suspiraste y se dio cuenta que tenía que bajar un cambio. -Vine por unos días, mañana me voy. ¿Te duele de verdad? -Porque no dejabas de masajearte e intentabas girar la cabeza hacia algún lado pero volvías inmediatamente al lugar de partida.
-Sí, dormí mal. -Claro, con ella hablabas bien. No le ibas a decir "dormí para el culo".
-Debo tener una crema por acá. -Y buscó en el bolso de mano. Ella llevaba todo un botiquín en sus viajes por si las moscas. -¿Cómo sabías que estaba en este hotel? -Pensó por un segundo. -No te habrás recorrido hotel por hotel para averiguar donde estaba ¿no?
-No. -Sonreíste. -Tu hermano se cruzó con el mío anoche, en el boliche, y le contó. Estuve dos horas tratando de que Pepo se acuerde la dirección. -Ella largó una de sus carcajadas particulares porque sabía cómo era tu hermano.
-A ver... -Y quitaste la mano de tu cuello para que Lali se posicione detrás y masajeé despacio la zona dolorida untando un poquito de crema. -¿Cómo la pasaste en Brasil?
-No querés saber. -Le aseguraste.
-Vi unas fotos... y supongo que te divertiste. - Minuto de silencio incómodo. -Bueno... esto ya está. -Se refregó las manos por las piernas. Recién ahí notaste su short celeste.
-¡Sabes que me duele la cintura!
-¡Peter! -Te retó. -Conmigo no, te conozco.
-Que mala onda, loco. Bueno, te dejo sola que seguro te divertís más que cuando estás con tu novio. -Ella no te dijo nada, ya estaba acostumbrada a tus chistes de mal gusto respecto a Benjamín.
-Llevate la crema, tomá. -La aceptaste, obvio. Te acercaste a saludarla directo a su boca pero ella fue por tu mejilla. Se detuvieron a mitad de camino. Vos fuiste por su mejilla y ella cambio la dirección hacia tu boca. Se tildaron otra vez.
-Saludame donde quieras. -Le concediste el permiso. -Pero apurate porque me duele el cuello de tanto estar agachado. -Ella te sonrió y apoyó con suavidad los labios en la comisura de los tuyos.

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Secretos Laliters
FanfictionSinopsis: El primer amor es el más fuerte, se vive con más pasión, más energía, más emoción y más adrenalina. Durante esta etapa haces muchas cosas que nunca pensaste que harías, compartis momentos con la persona a la cual más amas, la que es tu mun...