Peter abrió los ojos y sonrió. Seguían acostados en la misma posición de hace varias horas atrás, estaban muy cómodos como para moverse. Acariciaba tu espalda y respiraba tu aire caliente, vos seguías en tu quinto sueño. Corrió un mechón de pelo que ocultaba tu cara, te dejo un beso sobre la frente y buscó la forma de salir de la cama sin despertarte.
-La... -Pero vos ni bola. -Lali... -Si le hablas así de despacito dudo que se vaya a despertar. Te zamarreo un poquito. -Ey, vamos La. -Apoyó sus labios en tu mejilla y dejó varios besos sonoros. Sonreíste y te estiraste. -Buen día.
-Buen día. -Y no querías destaparte porque en esa habitación también hacía frío.
-¿Dormiste bien? -Solo asentiste. Seguías con sueño. -Preparé el desayuno, mira.
-¿Ya desayunaste vos? -Porque sólo había una taza en la bandeja.
-No. Pero si compartimos la cama bien podemos compartir la taza.
Minutos después Peter ya estaba apoyado contra el respaldo de la cama, vos sentada entre sus piernas, la frazada encima y la bandeja sobre ella. La taza la tenías vos y él preparaba una tostada de mermelada de ciruela. Que a ninguno se le ocurra levantarse, eh.
-¿Tostadita? -Y le diste un mordisco mientras la sostenía. Luego la mordió él. -Me gustaría saber... -Y tragó un poco de té. -qué hacías a esa hora y así vestida en la calle.
-Se me quemó el motor del auto a tres cuadras. -Y se rio de vos no con vos, como venganza le diste otro mordiscón a su tostada.
-¿De dónde venías en pijama y con mi campera?
-De mi casa. -Soplaste un poquito la taza porque todavía salía humo.
-¿Y a dónde ibas? -Sus manos ya rodeaban tu cuerpo y su nariz ya se perdía en el olor de tu piel.
-A la de Benja. -¿Para qué mentir? Chasqueó la lengua y suspiró.
-¡Lali! -Te lo dijo cansado y vos sonreíste. -Te ibas a acostar con tu novio y terminaste durmiendo en mi cama.
-No es mi novio. -Frunció las cejas porque no te entendió. -Cortamos.
-¿Le cortaste?
-Me cortó. -Y se volvía a reír de vos. -Sabe todo y le quería ir a pedir perdón.
-¿Todavía lo amas? -Giraste un poco tu cabeza para mirarlo.
-No... solo me siento mal por lo que le hice. -Le quitaste la taza que en ese mismo momento estaba parando en su boca y apoyaste la bandeja en el suelo. Te impulsaste al agarrar sus piernas para caer otra vez en su cuerpo. -Tanto ibas a tardar en abrirme la puerta ¡Me estaba empapando!
-Disculpame, no pensé que ibas a estar vos semi desnuda del otro lado.
-¿Y perderme toda la emoción de las asquerosidades que me gritaban los borrachos? No, querido. Yo siempre vivo al borde de la muerte.
-Mira si te pasaba algo Lali. Nunca más hagas eso... te vi ahí, toda mojadita. Parecías un perro abandonado. -Y le pegaste sobre el pecho.
-Bueno eh... te zarpaste. -Se deslizó sobre la cama provocando que tu cuerpo quede completamente arriba del suyo y colocó la sábana tapándolos hasta la cabeza.
Te comió la boca, literalmente y en todos los significados que le puedas encontrar. Se sentía libre, ahora podía besarte sin pensar en que estaba haciendo algo ilegal, aunque poco le importaba Benjamín. Buscaba tu boca como desesperado pero en el fondo estaba tranquilo. Sabía perfectamente que vos lo amabas y que nadie te iba a hacer olvidarlo. Porque el destino los tenía unidos de por vida.
Te quedabas sin aire y manoteabas el colchón. Él te sostenía la cara para que no puedas despegarte de sus labios.
-¡Salí! -Hiciste un movimiento fuerte para que te suelte y quitaste la sábana de arriba tuyo. -¡Me das calor, Peter!
-Estoy caliente ¿Qué querés? -O sea... vos lo provocas. -Acercate más así estamos calentitos. -Y ya estiraba la cabeza para volver a tu boca pero vos lo alejabas.
-No... no te quiero besar. -Su cara era para hacer una foto, ponerla en un marco y colgarla en la pared. -Hagamos las cosas bien.
-¿Querés que lo hagamos? Bueno dale, sacate la remera. -Y ya estaba metiendo mano pero vos no lo dejabas. -¡Es mía, Lali! -La remera, obvio.
-Primero quiero ir a hablar con Benja. Aparte ¿quien te dijo que yo iba a volver con vos? ¿Tu abuela?
-No, Nico. -Y te acariciaba la pierna porque sabía que estabas en chistosa.
-Llevame a casa. -Recordemos que tu auto no andaba.
-¡Ni en pedo! Si no queres hacer el amor conmigo yo me vuelvo a dormir. -Y ya se daba vuelta para cerrar los ojos.
-¡Juan Pedro! Si no me llevas a casa salgo así como estoy y anda a saber lo que van a hacer de mí. -Porque las calles de Buenos Aires eran bastante inseguras como para andar en remera y culotte. Ya te estabas parando cuando él te acorralo de la cintura y caíste arriba suyo, otra vez.
-Te llevo yo, te llevo yo.
Te pusiste un short de rugby que usaba Peter para entrenar y las pantuflas, todavía mojadas, fueron a parar a una bolsa de nylon. Claro que vos no ibas a tocar el piso ni loca (cómo le gritaste) y él se ofreció a cargarte en la espalda hasta su auto. Ni siquiera le dieron bola a la adolescente que subía las escaleras -vecina de Peter- que venía de rendir una materia del colegio y se quedó embobada en medio del pasillo viendo como sus ídolos se alejaban en el ascensor. Mira flaca, por más que saltes y grites nadie te va a creer sin fotos.
-Hola... no te esperaba. -También lo obligaste a que te deje en la casa de tuahoraex pero Peter salió disparado antes de que toques timbre por miedo a que su cara de galán sea lastimada por una trompada y prometiéndote que iba a llevar tu auto a su mecánico amigo, ese que le arreglo el suyo chocado por Bautista.
-Quería hablar con vos. -Y ni siquiera esperaste a que te invite. Directamente pasaste y te instalaste en el sillón.
-Mira La... -Comenzó cuando ya estaba sentado a tu lado y luego de minutos de silencio-
-No. Soy yo la que tiene que hablar. -Hiciste una mueca parecida a una sonrisa. -Perdoname. -Y le giraste la cara porque no se animaba a mirarte. -Perdón... yo te quiero mucho ¿sabes? -El asintió. -Pero Peter es mi vida. -Volvió a asentir. Benjamín podía entender cualquier situación. -Nunca quise hacerte mal, te lo juro. -Y para ese momento las lágrimas ya invadían el rostro de ambos. -Sos una gran persona y quiero que te quede claro que en su momento también te amé. Pero te mereces a alguien mucho mejor que yo. Que no te cambie. -Y te temblaba el labio, la voz y las piernas. -Perdoname.
Pero sólo se abrazaron intentando que ese dolor pase pronto.

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Secretos Laliters
FanfictionSinopsis: El primer amor es el más fuerte, se vive con más pasión, más energía, más emoción y más adrenalina. Durante esta etapa haces muchas cosas que nunca pensaste que harías, compartis momentos con la persona a la cual más amas, la que es tu mun...