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Un mes. Un maldito mes había pasado y Charlie, o Charlotte, como ahora le digo, ya no me habla como antes. Me trata como si fuéramos compañeros, y me enojaba, me enoja de sobremanera, porque ella y yo somos, o eramos, más que sólo compañeros, Merlín, ¡eramos como familia!

Ahora ella y un tal Adam Markowitz siempre están hablando. Adam es un Ravenclaw sangre pura que debió quedar en Slytherin. Parece que solamente está con Charlie por su padre, un sangre pura conocido, como los Potter y Black. No entiendo como Charlie aguanta al chico caprichoso, siempre ríen y bromean, como si fueran amigos desde hace muchos años.

Cosa que Charlie y yo hacíamos seguido.

La pequeña risa de Charlie me llega a los oídos, y sí, ya es pequeña, pareciera que juntarse con los Ravenclaw y con los Slytherin a cambiado la risa ruidosa que tenía antes, ahora es totalmente delicada y suave. La miro caminar con Lily en los pasillos, dirigiéndose al Gran Comedor, pasa enfrente de nosotros y nos mira. Luego sonríe felizmente.

—Hola, Remus —dice Charlie abrazando a Remus, esos abrazos que solían darse todo el tiempo... ¿será que yo los he separado?—. Hola, James. Hola, Peter —sonríe... una de sus miradas que antes me la dedicaba a mí también.

La extraño.

—¡Lotte! —grita alguien a nuestras espaldas, Charlie mira algo detrás de nosotros y suelta a Remus para correr a abrazar a Adam... Ése le corresponde el abrazo y le da un beso en la mejilla— ¿Comes con nosotros? —pregunta, atrás de él logro ver a cuatro chicos, los conozco.

David Markowitz, hermano y cazador de Ravenclaw, Jesse La Flair, buscador, y los gemelos Sinclair, golpeadores. Todos de Ravenclaw.

—Lo siento, hoy me juntaré con Snape, Regulus y Evans, estaré en el jardín, ¿nos acompañan? —pregunta sonriendo. El estúpido sonríe y asiente con la cabeza—... Adiós, chicos —les dice a Remus, James y Peter, ellos sonríen y la despiden con la mano.

—Te ignoró —comenta lo lógico Peter.

—Esta más que obvio que lo ignoró —contesta James.

—Me gustaría poder ignorarla como ella lo hace —digo en un susurro, inconsciente de que lo decía en voz alta, ganando las miradas de mis amigos—. No es... Bueno... Es que...

—Tranquilo, Sirius —dice James sonriendo—, prometemos no decir que te gusta Charlie.

—¡No me gusta! —digo enojado— A mí nunca me gustaría Charl-...

—Rems —dice una voz apagada atrás de mí. Esa voz—, James. En navidad no voy a ir a tu casa.

—Pero... ¿por qué? —pregunta James, quitando su sonrisa burlona.

—Regulus y la señora Black me invitaron esta navidad —murmura sin ninguna emoción—. Regresaré a Hogwarts antes, no te preocupes, Remus.

—¿Por lo del Pequeño Problema Peludo? —pregunta James— ¿Por qué con los Black y no con nosotros?

—Porque en tu casa sería un poco incómodo... —me mira con algo de desagrado y tristeza— y la señora Black tenía tiempo insistiendo.

—¿No irás con nuestros abuelos? —pregunta esta vez Remus.

—¡Claro que sí! —dice riendo, recuperando las emociones que suele tener— De ahí iré con los Black.

—Oh, está bien —contesta Remus.

—¡Lotte! —grita Adam desde la puerta principal, Charlie sonríe y le hace un gesto con la mano— ¡Te esperamos en el jardín!

—¿Por qué te dice Lotte? —pregunta Peter.

—Por Charlotte —murmura sonriendo—, dice que es mejor Lotte, más corto y más fácil de pronunciar.

—Y porque los de nuestro equipo de quidditch le dicen Char —dice Remus riendo.

—Bueno, son algo celosos, no pueden soportar que el "enemigo" me diga igual —contesta riendo.

Silencio.

Silencio en el que Remus y Charlie se miran el uno al otro, hablándose con la mirada, o con la mente. Bueno, dicen que los gemelos suelen sentir el sufrimiento del otro... ¿quién no nos asegura que dos gemelos magos no puedan hablarse con la mente?... ¡soy un maldito genio!

Remus le hace una seña a Charlie, ella niega con la cabeza, Remus rueda los ojos y, nuevamente, empiezan a hablar en el idioma que ellos saben hablar.

Después de unos segundos, Charlie suelta un suspiro y luego me mira. Sus ojos me demuestran lo irritada que está. Se acerca a Peter y James, dándoles un beso en la mejilla a cada uno. Corro la mirada hacia una armadura que está alejada de aquella despedida. Era incómodo ver como se despedía de ellos y de mí no... Alto, ¿qué acaba de pasar?

—Adiós, maldito imbécil infantil —susurra bromeando Charlie, antes de separarse de mí e irse.

Miro como camina hacia la entrada. Llevo mi mano a mi mejilla, donde antes habían estado sus labios.

—Deja de sonreír como estúpido —dice James riendo.

—Yo no estoy sonriendo como... —siento la sonrisa en mis labios y suelto una carcajada— Cállate, maldito idiota.

—Prometemos no decir nada —dice Remus poniendo su mano en su pecho, a la altura del corazón—, pero llegas a lastimar a mi hermana y te mato.

—¡Qué no me gusta Charlie! —grito, pero no era uno molesto, y la sonrisa, que no se a quitado de mi cara, no diría que estoy enojado.

Mierda, eso dice mucho, ¿no?

Pero no estoy enamorado de Charlie, es mi hermanita, no hay amor entre nosotros, y menos ahora. Solamente somos una amistad con unas cicatrices estúpidas.

Miro a mi alrededor y miro las miradas curiosas sobre nosotros, borro mi sonrisa y les levanto el dedo a todas las miradas curiosas.

—Métanse en sus propios problemas —gruño y me dirijo al Gran Comedor, con James riéndose a carcajadas atrás de mí, Remus está a mi lado, tapando su boca, la cual tiene una pequeña sonrisa—. Y tú, te ríes y te hechizo.

—Nunca me ganarías en una batalla —contesta riendo.

Damas y caballeros, el Remus narcisista acaba de renacer nuevamente, y lo odio.

—¡Deja de hacer eso! —digo molesto, él me mira sin comprender y yo gruño, como un maldito perro— ¡El único egocéntrico en los merodeadores soy yo!

Él suelta una carcajada, entrando al Gran Comedor, dejándome totalmente enojado, igual que su hermana.

Maldita sea, voy a terminar enamorándome de ésa desgraciada si sigo así. Y un Black nunca se enamora... excepto Regulus, él tiene más sentimientos que todos los Black juntos, asqueroso.

Puede que por eso le llegue a gustar a Charlie.

Los merodeadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora