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Miro a mi alrededor, el andes 9¾ está repleto de niños corriendo por todas partes, de familiares orgullosos y amigos hablando de todo lo que hicieron esas vacaciones de verano. La cabellera azabache desordenada capta totalmente mi atención y me abro paso hacia mis amigos.

Un niño de primero choca levemente conmigo para luego salir corriendo tímidamente.

Quedará en Hufflepuff.

James me mira y sonríe, para luego saludarme con la mano. Miro a mamá Euphemia, quien está hablando muy animada con Charlie, quien se queda callada cuando Remus le da un codazo señalándome. Charlie voltea a verme, su sonrisa se hace aun más grande y sus ojos se llenan de brillo.

Después de todo, los merodeadores siempre están juntos.

—¡Sirius! —grita Charlie.

Corro hacia ella dejando mi baúl botado en algún lugar. Charlie es la primero a la que abrazo, no porque le tenga más cariño, sino porque es la que abrió los brazos primero que todos... porque es la más feliz de ver a toda su familia reunida y porque es la única hermana que tengo, hermanos ya tengo muchos. Lo siento por James, Remus y Peter.

—¡Chico! ¡No tires tus cosas por donde sea! —me regaña mi madre detrás de mí.

James nos había invitado a pasar las vacaciones en su casa, sólo pudieron ir Remus, Peter y Charlie, yo estaba castigado por haberme ido en navidad con ellos, no me dejaron salir de casa, en ningún momento. La única forma de comunicarme era por lechuza.

Más de una vez Charlie vino a mi casa por medio de polvos flu, mi madre largó a James de la casa y a Remus y Peter ni les dio oportunidad..., mi madre les odio a primera vista, todos menos a Charlie. Parece que esa niña tiene la magia de caerle bien a todas las personas.

 Este año entra mi hermano, por eso vino mi madre, para despedirse de él, claramente no fue por mí. 

—¡Hola, Señora Black! —Charlie se acerca y la ayuda con mi baúl mientras la saluda.

—Hola, Charlotte —saluda mi madre sonriendo, una sonrisa que sólo le dedicaba a Regulus y a Bellatrix—. Señor y Señora Potter.

—Buenos días, Señora Black —saludan los padres de James.

Subimos al tren cuando oímos el ruido proveniente de él. Elegimos uno de los vagones de al fondo, ya que no es preferible estar con el bullido de los demás alumnos.

Regulus se encuentra sentado a un lado de Charlie, con la cual hablaba muy cómodo. Yo estoy viendo el paisaje, recordando todas las cosas que habíamos hecho al año pasado, cuando nos nombramos merodeadores.

James, Peter y yo seguimos buscando las razones por las cual Remus y Charlie desaparecen, ya nos hemos acostumbrado, Charlie se unió a las desapariciones de Remus después de los tercer meses, en las vacaciones navideñas; poniendo escusas patéticas, pero no me puedo molestar, Remus ya no tiene golpes y rasguños en su cara desde que desaparece con Charlie.

Después de un rato, todos estábamos hablando abiertamente, Regulus se había ido con las serpientes despidiéndose de todos con la mano, claro, excepto a Charlie, que fue con un pequeño y tímido beso en la mejilla.

—¿Sirius? —pregunta Charlie— ¿Pasa algo? Estás muy callado.

—¡Oh! No pasa nada —respondo sonriendo. 

Ella me da una mirada de desconfianza, pero decide no preguntar.

Cierto, estoy muy callado, pero no por algo malo, creo por fin entiendo lo que Charlie trataba de decirme el año pasado, después de tantas indirectas, ¡por fin todo empieza a conectarse!

Los merodeadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora