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Todos miramos a Charlie, quien está dormida en los brazos de Remus, él le está acariciando su cabello rubio.

Me siento en el borde de la cama leyendo nuevamente el Profeta de hoy, ¿cómo pudo soportar todo eso?

Nuevo ataque mortifago.

El título no se comparaba con la noticia que está escrita abajo de él.

26/12/1972.

Nuevo ataque morifago, informa el Ministerio, esta vez a una familia sangre pura, este suceso alerta al mundo mágico con la muerte de los señores Lupin, padres de Lyall Lupin trabajador de la autoridad mundial en apariciones espectrales no humanas.
«Se oyeron golpes, hechizos y luego, después de minutos, apareció la marca tenebrosa en el cielo» informó un vecino de la familia Lupin.
Fuentes afirman que los mortifagos iban tras Charlotte Lupin, estudiante de segundo año en el Colegio de Magia y Hechicería Hogwarts  e hija de Lyall, quien logró salir de aquel duelo librado en la casa de los Lupin...

—Me duele el cuerpo —oigo un quejido y miro a Charlie—... ¡Oh! ¡Chicos! —se sienta en la cama y se estira sin mostrar dolor— Tengo hambre, ¿ya está listo el desay...? ¿qué es eso? —pregunta señalando el Profeta que se encuentra en mis manos.

Charlie no me permite responder y arranca el pedazo de papel de mis manos, leyendo la hoja que, segundos atrás, yo estaba leyendo.

Los ojos de Charlie se oscurecen unos tonos, quitando el brillo que tanto amo ver, luego arruga el papel y lo tira a algún lugar de la habitación.

—¿Charlie? —pregunta James.

Nuestra pequeña amiga abraza sus piernas y se recarga en el hombro de Remus. Miro al hermano gemelo de Charlie, Remus tiene los ojos cristalinos, pero sigue acariciando el cabello de Charlie. Era lógico que Remus quisiera ser fuerte en estos momentos, sus abuelos fueron asesinados, y peor, frente a su hermana.

—Pensé... —la voz de Charlie estaba apagada y triste, un pequeño sollozo sale de sus labios— Pensé que, cuando despertara, el abuelo estaría riendo, diciéndome que había sido una broma y... —otro sollozo— y que la abuela me haría un pie de manzana... —esta vez no fue uno, sino muchos sollozos— No sabía.... Sólo...

No pudo acabar, la persona más fuerte y valiente que he conocido se rompió frente a mis ojos, moviendo su cabeza entre sus piernas, como si negara que de verdad pasó. Remus abraza a Charlie y le besa el pequeño espacio que tiene entre su cabello y su frente, James se sienta a un lado de ella y le hace una pequeña trenza mal hecha con su cabello.

Una lechuza entra por la ventana y se posa en los pies de Charlie. Agarro la lechuza y llego a reconocerla, era de John Peterbilt. Agarro el paquete que la pobre criatura estaba cargando y leo la pequeña nota que estaba arriba.

"Lo siento, chicos."

Me levanto y dejo la caja en la mesa de noche que se encuentra a un lado de la cama.

—Chicos —la suave voz de mamá Euphemia nos llama desde la puerta. James y yo la miramos, ella nos hace un movimiento de cabeza para salir de la habitación, James y yo obedecemos—. Remus, Charlie, una persona los quiere ver.

James y yo llegamos a la sala, donde se encuentra una señora y un señor, la señora tiene los ojos de Charlie y Remus, pero el señor tiene la mayoría de las cosas que definen a los gemelos.

—Lyall, entiendo que quieras ver a Remus, pero... ¿por qué a Elizabeth? —pregunta la señora.

—Ya te lo he dicho muchas veces —el señor, Lyall, parece estar enfadado—, ya han pasado tres años y, aunque a ti no te guste, veré a mi hija, le pediré perdón y la llevaré conmigo a nuestra casa —la señora iba a hablar, pero el señor levanta la mano pidiendo silencio—. Vendrá conmigo, quieras o no. Si eso implica que tú te vayas de la casa y romper nuestra unión, hazlo.

—¡Pero que cosas dices! —la señora se separa de su esposo y lo mira con odio— ¿No recuerdas lo que esa niña nos hizo? Aparte, el Profeta dice que la están buscando, si es así, debe de estar metida en cosas oscuras.

—¡¿Y qué mejor que su padre para enderezarla?! —el señor Lupin se encontraba molesto, los dos parecían no percatarse de nuestra presencia, cosa que agradezco— He estado soportando tener a mi niña lejos por tres años, sólo por un capricho tuyo, pero, ¿sabes? Estoy harto, mis padres acaban de morir, no he visto a mi hija y mi hijo no quiere hablar conmigo por tu culpa.

—¿Ahora es mi culpa? —pregunta la señora.

—Hope, fuiste quien echo a mi hija de mi casa, hiciste que mi hijo me odiara y me has estado amenazando por un año y medio con romper la unión si me veo con mi hija, y, ¿te cuento algo? —pregunta mirándola con desprecio, puede que no se hayan visto por mucho tiempo, pero Charlie y él tienen la misma mirada que te hace sentir como la mayor escoria del mundo—, me importa la mierda de un hipogrifo nuestra tonta unión, recuperaré a mi hija con o sin tu ayuda —y el mismo vocabulario.

La señora se había levantado y, dispuesta a irse de la casa Potter, empieza a caminar a la puerta, no sin antes detenerse al escuchar esa voz... la que tanto amo escuchar.

—¿Papá? —pregunta Charlie.

—¿Elizabeth? —el señor Lupin se levanta del sillón y mira a Charlie de píes a cabeza— ¡Mírate! ¡Pero que hermosa estás! —los ojos de Lyall Lupin tenían el brillo que tiene un niño al recibir un regalo en navidad, como si le dieran el regalo que tanto a estado esperando, el regalo perfecto—... Eli, pequeña, yo...

El señor Lupin se detiene para recibir en sus brazos a Charlie, que se ha lanzado a abrazarlo. Miro a James y a Remus, al parecer no soy el único que tiene una sonrisa en los labios.

—Papá —murmura Charlie en los brazos de aquel señor. El señor Lupin carga a su hija y le da una pequeña vuelta en el aire.

—Papá siempre amó a Charlie —susurra Remus a un lado de James y mío, ¿desde cuando llegó?—. No sé cuanto trabajo le costó venir, pero creo que le costó mucho, siempre discutía con mamá de ver a alguien, nunca supe que era a Charlie...

—Bien, ¿les apetece comer? —dice la señora Potter, quien lleva un mandil rojo.

—Claro, no sé si a Hope le gustarí... —la puerta de la casa se cierra de golpe y luego la risa de Charlie y el señor Lupin invaden la casa— Creo que no.

Creo que la familia Lupin es algo... distorsionada, pero así es feliz.

Los merodeadores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora