-- 9 --

224 11 0
                                        

Decir que eso no me tomó por sorpresa sería mentir. Me quedé estática, lo sé, y eso no me apenaba, lo que sí lo hizo fue el sentir la mira fija de él en mí.

- ¿U-un hijo? ¿Yo? Creo que... Jamás lo había pensado.
- ¿Y eso?- Me interrumpió.
- Pues... Creo que como estoy rodeada de niños casi todo el día, no necesito otro más.
- Tiene sentido.

Nos quedamos en silencio mientras la persona delante de nosotros hacía su pedido.

- Si quieres ve a sentarte y yo pido las hamburguesas. - Me dijo sin verme, pues estaba sacando su cartera.
- Claro.

Me fui a sentar dónde pudiera ver a los niños y hablarles para comer, y dónde Aarón me viera para sentarse. En ese momento me quedé pensando, ¿cuánto tiempo llevaba gustándome? Digo, ¿por cuánto tiempo me gustó? Gustó.

La primera vez que lo vi era una mocosa y no me interesaban los chicos. O bueno, me interesaban los de mi edad, y él era 5 años mayor. Pero cuándo lo volví a ver, ahora como una niña, aún, de 13 años, fue un flechazo total.

-- FLASHBACK --

No recuerdo porque fuimos a su casa, íbamos por su hermano, para salir un rato a una plaza cercana. No era del tipo popular, pero tenía mis contactos (mamá) con ellos, además ni me desagradaban ni les caía mal. Así que ahí íbamos, 7 chicos; 4 chicas y 3 chicos.

La verdad no quería ir. Me era indiferente el ir o no. Tenía un libro que leer, así que prefería estar leyendo a salir. Toda apática desde chiquita. Así que llegamos a casa de Yair, su hermano.

Cuando llegamos yo no había puesto atención a quién nos había abierto, mi zapato era más interesante, no sé porqué.

- ¿Qué onda, ustedes?

Me saqué de onda por la voz. Creí que nos abriría Yair, y esa no era su voz, así que levanté mi vista.
Un chavo flaco y con lentes, con una barbita apenas marcada en el mentón. Aarón. Cuánto puede cambiar alguien en 6 años. No lo voy a negar. No era un modelo, pero para mí era... No podía describirlo.

- ¿Vienen por Yair?
- Sí. - Contestó uno de los chicos.
- Pasen, ahorita baja.

Uno a uno fuimos pasando, pero yo no quería acercarme. ¿Siquiera se acordaría de mí? Lo dudaba.

Así que sin más remedio, incline mi cabeza a modo de saludo y pasé a su casa... O por lo menos lo intenté. Una mano se puso en mi camino, recargándose en la puerta.

- No te hagas mensa. Salúdame bien.

¡¿Qué rayos?! ¿Qué se supone que deba hacer?

-Hola.

Y me le acerqué. Mi idea era darle un beso al aire. SIEMPRE HAGO ESO. Así que, en mi intento de ser lo más casual posible, llegó a arruinarlo acercando su mejilla a mis labios. No es nada ahora, pero en la mente de una puberta de 13 años era algo enorme, y más para una apática sin amigos como yo.

Cuando nos separamos me vio de la manera más normal, mientras que Mia por dentro era una gelatina con pies. Sólo sonreí y corrí de ahí, hecha un tomate.
Yair salió de su cuarto, saludando a todos. Ya listos, salimos de ahí, despidiéndonos de su mamá. Al salir estaba Aarón recargado en un auto que varios amigos suyos y una chicas, tocando el bajo. ¿Mencione que me gustaba los músicos?

Sé que a la mayoría les gustan los guitarristas. Pero mientras supieran tocar un instrumento bien, me podían impresionar. Sobre todo los que tocan metal. Pero yo, deslumbrada aún, lo vio cono si fuera lo más grande del mundo.
Nos fuimos y ahora sin despedirnos, porque había una chica hablándole y definitivamente no me iba a acercar. Sólo le vi y él a mí. Sonriendo e inclinando su cabeza. Sonreí y me fui.

-- FIN FLASHBACK --

A los 13 años me fleché de él y sin quererlo aceptar. Cuando lo acepté, él tenía una relación estable y yo estaba trabajando.

Viva mi suerte.

Fuiste Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora