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Mientras nos veíamos, sentí de nuevo la mano de Aarón, pero no como distractor, sino como si me diera ánimos para no retirar mi mirada.

- Si las cosas se consiguen de manera fácil, fácil se van y uno tiene la culpa.
- ¿Entonces no le gusta lo "fácil"?
- Lo odio.
- Pero, ¿terminar así con su novio no es dejarlo ir "fácil"?
- Leslie...
- Yo lo traté como él me trató, señora.

Ella abrió la boca dispuesta a contestar de nuevo, pero yo ya estaba harta de ella. Me levanté y saqué mi cartera de mi bolso, dejé el dinero que me tocaba de la pizza y me dirigí a los juegos para ir por Dany.

El área infantil estaba separada por una puerta. La crucé y grité por mi ahijada. Mientras la esperaba me recargué, tomando aire que sentía que abandonaba mis pulmones. Sentí una manita tomando la mía.

- Tía, ¿estás bien? Te ves muy roja.
- Sí peque, sólo me siento un poco agitada.
- ¿Quieres helado? - Me reí por su idea.
- Estaría bien, pero creo que quiero té.
- OK. Ya voy.

Regresó y volvió con Kike, quién se fue con sus padres. La señora me volteó a ver dispuesta a gritarme, pero esbozó una sonrisa más falsa que su cabello; por su parte Aarón la veía molesto y no dejó de verla así, hasta que Dany se acercó a dejar a Kike , le sonrió y después a mí. Le sonreí e igual a ella, sin acercarme.

Al salir del lugar y empezar a conducir recibí un mensaje. Aarón.

De Aarón: Te veo al rato en tu casa.
- Tía...
- ¿Sí?
- Los padres de Kike están juntos, ¿no?
- Así es. ¿Por?
- ¿Por qué lucen como enojados todo el tiempo?

No supe qué contestarle. La dejé en su casa y fui a la mía. Al llegar descubrí un pequeño ramo de orquídeas. Cristóbal... Lotería... Una tarjeta con su nombre. Abrí y metí el ramo a la casa. Las puse en el mismo jarrón que el pasado, remplazándolas.

Luego le mandé un mensaje.

Para Cristóbal: Recibí tu ramo. No tengo problema con ello y son muy bonitas, pero me sentiría mejor no recibirlos. Adiós.

Dejé el celular y fui a mi cocina a prepárarme ese té. Me senté en mi sillón y puse una película. Si Aarón llegaba sería tarde, no tenía sentido arreglarme, si llegaba. Después de la escena en la pizzería estaba casi segura que su mujer lo tendría más que checado.

Era obvio que yo no le agradaba y que sospechaba de algo entre Aarón y yo.

Empecé a cabecear cuando sonó el timbre de la puerta.

- Perdón por tardar.

Apenas reaccioné. Aarón estampó sus labios contra los míos apenas entró. Yo me pegué más a él, abrazándole del cuello, sintiendo sus manos pasar por mi cintura. Nos separamos a nuestro pesar.

- ¿Tú cuarto?
- Sabes cómo llegar.

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A las dos desperté. Demonios, apenas era martes... Hice el ademán de levantarme, pero al igual que la última vez, el peso de un brazo me lo impedía. Volteé al otro lado, encontrando a un Aarón dormido. Volví a recostarme, pegándome a él; sintiendo el movimiento abrió los ojos y sonrió.

- Buenos... ¿Días? ¿O noches?
- Noches, técnicamente.
- Perfecto. Más tiempo para estar aquí.

Me abrazó, dándome otro beso.

- ¿Qué vas a hacer si ella pregunta?
- No lo va hacer.
- Que seguridad, ¿cómo lo sabes?
- Ella se fue detrás de mí, pero a casa de ese sujeto.

Me quise separar, pero me detuvo. ¿Qué, tenían un tipo de acuerdo? ¿"Te engaño si tu me engañas"? No me parece suficiente para quedarme aquí en medio.

- Creo que-
- Ya firmé los papeles de divorcio.
- ... ¿Qué?
- Quería que fueras la primera en saberlo. Leslie lo supone, pero eres la primera a quién se lo digo.
- ¿Es en serio? ¿Tú y ella... Van a separarse? ¿No es una mentira?
- Te lo juro por mi hijo, y mira que lo adoro.
- ¿Cuándo...?
- Los entregué ayer. No, antier. Ayer a mediodía me habló mi abogado, parece que su abogado no tiene más problema con las condiciones.
- ¿Y cuándo se los darás?
- El jueves o el viernes espero.
- ¡Lo olvidaba! El viernes Quique tiene un evento de la clase de pintura y música. Es obligatorio que vayan los padres.
- ¿Tengo que ir con ella?
- Si quieren llegar separados, está bien, pero vayan.
- OK. Llegaré junto a la linda maestra de mi hijo. - Se acercó a mí rostro con una sonrisa burlona.
-Ja-ja, no. - Me burlé yo. - Yo llego desde temprano.
- Rayos.
- Sí, rayos.

Y lo besé de nuevo, antes de empezar otra ronda y dormir otra vez

Fuiste Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora