Fuiste Siempre Tú

-- 20 --

-- FIN FLASHBACK INCONSCIENTE --

Diablos. Diablos. Diablos. ¿Qué rayos?

- No sé qué hicieron después de irse... ¿Bueno? ¿Mia?
- Sí Liz, sigo aquí. Nada pasó, sólo me dejó en casa.
- OK, que bueno. ¿Alguna duda más?
- No, ninguna. Gracias.
- OK, lindo domingo. - Y colgué.

Eso significaba... Que Aarón y yo... Demonios. En ese momento una llamada me sacó de mis pensamientos.
Tania.

- Hola, Mia.
- Hola, ¿qué pasó?
- Wow, suenas a cruda.
- Salí anoche.
- Sí, se nota.
- Déjame.
- Bueno, llamaba por si querías que nos viéramos.
- SÍ.
- OK, no grites, ¿vienes por mí?

Llegué a su casa vestida aún con el pantalón y la blusa; me gusta de verdad esa blusa, caía sobre mi hombro así que me hacía sentir fresca. Lo que necesitaba ahorita. Toqué el claxon y vi a Dany abrir la puerta, bajé del auto a saludarla.

- ¡Tía! ¿Cómo estás?
- Bien, Dany ¿y tú?
- Bien, hoy vas a salir con mi mamá ¿verdad?
- Sí, te toca quedarte con tu papá.
- No, mi papá me va a llevar a casa de Kike.
- Ah... - tosí un poco ante eso. - Que bien, peque.
- ¡DANY! ¡Sube al auto! Ah, hola Mia.
- Hola Hugo.

Hugo era... No era lo que esperaba para Tania. Alto, con cabello castaño cobrizo, igual al de Dany, ojos cafés, algo panzón en este punto de la vida, pero siempre con un comentario bien intencionado. Tania y el se habían conocido en la universidad y desde entonces eran inseparables.
Siempre he creído que Tania era más capaz de herirlo a él que Hugo a ella, pero era mucho decir, Tampico la creía capaz de herirlo. Eran como Lois y Hal de Malcom.
Se acercó a saludarme de beso en la mejilla, pero se quedó oliendo mi cuello.

- ¿A dónde fuiste?
- ¿Por qué?
- Hueles... raro, hueles a loción. Y no a la de Cristóbal.
-Salí con mi hermano.
- Ah, debe ser eso. - Y me sonrió.

Tania salió de su casa, le dio un beso en la frente a Dany y a Hugo uno en los labios. Subimos a mi auto y nos dirigimos a una cafetería cercana. No a donde iba Cristóbal, aún tenía que arreglar las cosas con él.

- ¿Y a dónde fuiste anoche?
- A un bar con mi hermano y su esposa.
- ¿Y qué tal? ¿Quién más fue?
- Iker y Mariana, Karina, Gael-
- ¿Ese que siempre te llamaba aún cuando sabía de Cristóbal?
- Ese mero.
- Que pesado.
- De hecho. Y... Aarón. Sólo ellos.
- ¿Aarón? ¿Lo llevaste?
- No, lo invitó mi hermano.
- Oh, ¿te divertiste?
- Creo que sí.
- ¿Crees?
- Tania...
- ¿Qué?
- Puede que me haya acostado con Aarón.