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Al día siguiente llamé a la mudanza para que recogieran las cosas de Cris cuando yo volviese de la escuela, y a él le mandé un mensaje para verlo a la misma hora.

En la escuela preparamos los adornos navideños. Los niños estaban excesivamente emocionados. Para ellos es la época en la que "Santa Claus" les trae regalos, no importa si fueron buenos o malos.

Dany fue con cubre-bocas, pues aún tenía un poco de fiebre, pero era obligatorio que viniera. Ella y Kike estaban adornando las ventanas del salón.

- ¿Y te mandaron pastillas?
- No, me mandaron inyecciones.
- ¡Eso es horrible!
- Ya sé.

Dany sufría con las inyecciones. Durante la jornada de salud fue necesario que entrará a abrazarla y calmarla como niña chiquita; bueno, más chiquita; porque del miedo salió corriendo dos veces de la enfermería a esconderse al baño.

Mi pequeña sobrina, seguía siendo una niña al final. Una de la profesoras (la de arte) entró, preguntando si ya había hablado con los padres de Kike.

~ Pff. No tienes idea. ~

- Sí, lo hice.
- Perfecto. ¿Puedes darles esto? - Me tendió un papel. - Vamos a tener un evento el viernes después de la escuela y es obligatorio. Deben firmar su asistencia.
- OK.
- También deben ir las maestras.
- Seguro. No faltaré.

Volví al salón y encontré a Lilly envuelta en escarcha... Cortesía de Dany y Kike...

Consideramos usarla de árbol de navidad.
Al salir de clases, fui con Dany a mi casa porque Tania había tenido que ir al banco y Hugo tenía trabajo que hacer.

- ¿Le pidieron disculpa a Lilly?
- Sí tía. - Me contestó apesumbrada. - Pero sólo fue una broma, Lilly también quiso que la envolvieramos.
- Eso no es razón. No fue correcto.
- Ash tía. Oye, ¿Ese es el auto de Cristóbal?

En efecto el auto de Cris ya estaba estacionado fuera del edificio. Junto con lo de la mudanza.

- Princesa, cuando entremos te vas a encerrar en mi cuarto. No importa lo que oigas, te quedas ahí.
- OK.

Estacioné y bajamos del auto. Cris, que aún tenía la mandíbula hinchada y un poco roja del golpe que le dio Alex, hizo el ademán de acercarse, mas puse mi mano frente a él para que se alejara. Le indiqué a los señores el piso y el cuarto donde estaban las cosas de él. A decir verdad... Del día que llegaron sus cosas no las movimos, todas estaban en su lugar. Y a mi cuarto no metimos nada.

Al entrar, Dany fue directo a mi cuarto y cerró por dentro. Yo me coloqué delante de la habitación y me quede observando como todo se iba.

- Mia... - Me habló con un tono conciliador.
- ¿Qué quieres? - Le contesté secamente.
- Piénsalo bien. Nosotros... No vale la pena pelearnos por esto.
- ¿Y qué me sigas viendo la cara de estúpida? No Cristóbal, fíjate que no. Esto se acaba aquí ahora.
- Pero... NO FUE TAN GRAVE.
- ¿Disculpa? ¿No... NO TAN GRAVE? ¿Engañarme, mentirme, dudar y humillarme, no fue tan grave? Lo que yo te hice, ni fue "tan" grave.
- Sí, claro. - Me contestó, sarcástico.
- En mi caso, yo no te lo oculte por meses. Ni mentí acerca de que pasó algo. Pero tampoco me vi con él a tus espaldas, ni te humillé cuando me enteré. Así que no te compares.
- ... OK, Mia. Cometí no uno, sino varios errores. Te engañé, sí, pero no-
- Terminamos, señorita.

Los señores de la mudanza estaban esperando a Cris para llevarse las cosas, mientras que yo les daba el dinero.

- Adiós, Cris...
- Mia...
- No te voy a extrañar.

Soné como una ojete, lo sé, pero ya no tenía paciencia. Ver a Cristóbal salir de mi casa, cabizbajo y con una expresión malhumorada en el rostro quitó un gran peso de encima mío

- ¿Ya puedo salir, tía?
- Ya princesa, ¿vamos por pizza?

Fuiste Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora