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Rápido escogí mi vestimenta. Casi no tenía faldas o vestidos que no fuesen para uso profesional (tampoco es que las usara mucho), pero hoy quería usar algo especial; quizá podría arreglarme con Cris. Así que escogí una falda roja plisada hasta la rodilla, una blusa blanca de mangas de ¾ negra, unas zapatillas negras. Y me arreglé mi cabello. Normalmente se hacía un ondulado quebrado, pero esta vez se hizo un ondulado bonito. 

Sólo me puse delineador y rímel en los ojos, y labial, naranja rojizo en los labios.
Subí a mi auto y me dirigí a la cafetería de la que hablamos, está se ubicaba a unos metros de mi casa; ahí conocí a Cristóbal, cuando él era mesero en el lugar. Al llegar, estaba Cris sentado en nuestra mesa de siempre, en la terraza. Me saludó y me dedicó una linda sonrisa. Debo decirlo, no es feo, al contrario. Es muy buen mozo; tenía un lindo cabello negro lacio corto, tez morena, un cuerpo atlético con una espalda ancha muy atractiva. Lo había visto jugar en un equipo de americano de la zona. Sus ojos eran verdes, grandes y con pestañas pobladas. Sí, Cristóbal está bueno, pero eso no me había impresionado, me atrajo su sentido del humor, simple y a veces negro, aun si de lo que hablaba no le interesaba siempre me escuchaba. Era interesante, pero un poco (muy) demandante.

A decir verdad, más de una vez me he preguntado cómo es que nos gustamos. Un día lo vi en la cafetería y me atrajo físicamente, pero hasta ahí; pero él me había mandado un postre "cortesía de la casa", un rico pastel de chocolate, y así comenzamos a hablar 6 meses antes de comenzar a salir. Y digo que me pregunto porque yo no era ni soy una maravilla; mi cabello castaño llegaba debajo de mis hombros, donde comienza mi pecho, también era de tez morena, y con unos ojos cafés chocolate también. Y llena de lunares, mi cara estaba llena de lunares, OK, no llena como pecas, pero sí varios. Él era atlético y "fitness", de esos que cuidan su alimentación. Yo... digamos que mi ejercicio favorito era levantarme por un chocolate a mi cocina. No era una modelo, sin dudas podía señalar las zonas de mi cuerpo que me acomplejaban. Así que cuando me dijo que le había gustado, me sentí halagada.

- ¿Cómo estás, ne-?
- Ni lo digas.
- Lo siento.
- Estoy bien. - Le sonreí después de que evito ese apodo.
- Oye, de verdad lamento haber reaccionado así, tenías razón, no había una situación. Hice una escena y sin que lo merecieras.
- Gracias por disculparte, Cris, es importante que entiendas que, bueno, no lo puedo forzar.
- ¿Pero lo has pensado?
- Sí, he visto los pros y contras, pero aún no he tomado mi decisión.

Me vio fijamente, mientras yo me centraba en la mesa, precisamente para no verlo.
De la nada tomó mi mano y la apretó tiernamente.

-Yo te voy a esperar, ya no pienso forzarte.
-Gracias.

Seguimos hablando un poco más y planeamos nuestra siguiente salida. Cristóbal pagó la cuenta y nos fuimos del lugar. Me tomó de la mano y caminamos un poco.

- ¿Miss?

Nos volteamos hacia el origen de esa voz infantil. Aunque no me costaba imaginarme quién era.

- ¿Kike?

El niño me volteó a ver con una sonrisa antes de lanzarse a dónde estaba y darme la mano. Era muy educado para su edad.

- ¿Qué hace por acá?
- Vine con mi... Novio.

No me sentía cómoda usando el término "Novio" frente a niños, pero no podía negar que eso era Cristóbal. La mirada del niño se ensombreció un poco mientras miraba a Cristóbal. Kike era muy pequeño a comparación suya, prácticamente el niño era una pierna de él.

- No sabía que tenía novio, maestra.
- Sí Kike, él es Cristóbal. - Señalé a Cris que sólo levanto su mano en un incomodo salido con la otra mano en el bolsillo, y formando una lineal recta con su boca en forma de sonrisa, - Cris, este es Enrique, uno de mis niños de la escuela.
- Hola, enano.
-No soy enano, soy Kike. - El niño seguía viéndolo fijamente y muy serio, mientras mi novio volteba a todos lados, tratando de no hacer contacto con él.

Hasta ese momento reaccione.

- Kike, ¿estás aquí sólo? - pregunté mientras me agachaba hasta quedar a la altura del niño.

La sonrisa del niño volvió a su rostro.

- No. Estoy aquí con mi papá. Me voy a quedar con él en lo que mi mamá no está.
- Vámonos, Kike... ¿Y Mia?

Cuando alcé mi vista me encontré con la cara de un Aarón sorprendido por la vista. Mientras que la vez pasada lo había visto con traje, esta vez usaba una playera roja con una sudadera negra y jeans, mientras que usaba tenis. Kike vestía de manera similar, pero con playera naranja y sin sudadera.

Me erguí de nuevo, tratando de no ponerme nerviosa, que no era muy difícil en sí, lo difícil era no estar incómoda, porque mi novio rápidamente me jaló hacia sí.

- ¿Y usted es?
- Aarón Martínez. - le tendió la mano, y Cristóbal no lo pudo rechazar, pero estrecho su mano con mas fuerza de la necesaria, pues Aaron tensó su rostro antes de soltarse. - Soy padre de uno de los alumnos de Mia.
- Vaya confianza, ¿eh? Digo, para sólo ser padre de un alumno. - Cristóbal me apegó más a él, viéndome un poco (muy) molesto.
- Nos conocemos de hace tiempo. Aarón es amigo de la infancia de mi hermano.
- Sí, y ella fue a la escuela con mi hermano menor.

Aarón y yo nos vimos a los ojos, como diciéndonos "salgamos de esta situación", cosa que entendimos al instante.

-Bueno, - espeté - tenemos cosas que hacer, así que nos retiramos. Nos vemos en clases, Kike. - Le sonreí al niño, y después volteé a ver a su padre. - Hasta luego, Aarón.
- Nos vemos Mia. - Hizo el ademán de acercarse, pero volteé mi cabeza hacia Cristóbal, para que no lo hiciera, así que sólo le volvió a tender la mano a mi novio. - Hasta luego.
- Sí, adiós.

Ambos se fueron mientras, nosotros nos quedábamos ahí parados. Después de perderlos de vista, Cris me soltó de sopetón y se comenzó a caminar sin mí. Y a pesar de que odio estar correteando a la gente, ahí iba yo, detrás de él, esperando a que quizá volteará a decirme algo.

Y lo hizo.

Fuiste Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora