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- Chicos, Gael ya está muy ebrio.

Liz entró interrumpiéndonos.

- OK. Ya vamos. - Le dije mientras me separaba de él.
- Lo vamos a llevar a su casa en nuestro auto.
- O-
- No.

Aarón se paro adelante de mí tomando mi mano.

- Yo me llevo a Mia a su casa.
- ¿Seguro? Porque no tenemo-
- Seguro, yo la llevo. Además, Iker se va a llevar a Mariana y Karina.
- OK. Te la encargo. - Se acercó a despedirse. - Con cuidado. - Y se fue.
- Creo que también debemos irnos.
- Sí... ¿O quiéres otro vaso? - Me sonrió como si nada.
- Claro... Que no. Vámonos.

Y nos dirigimos a su auto. Condujo en silencio que sólo rompía cuando preguntaba que dirección tomar y mi respuesta. Se estacionó a lado de mi auto y me acompañó a la puerta.

- Bueno... Gracias.
- No hay de qué.

Quizá era el alcohol o el sueño, pero mi cuerpo empezó a tambalearse. Aarón me tomó del brazo.

- Creo que fue mucho alcohol.
- Quizá.

Volteé a verlo para disculparme pero no pude emitir palabra. Ese momento, al igual que en la terraza, nos volteamos a ver. ¿Puedo besarlo? Quiero hacerlo, pensaba en hacerlo... hasta que una llamada me sacó de mi pensamiento. , Saqué mi teléfono y vi el identificador... ¿Cristóbal?

- ¿Bueno?
- Ne- nena. – Suena a ebrio también. – Oye, en serio te amo. Y si me enojo *hip* es porque te quiero y me molesta pensar en que te lleven lejos *hip*.
- Cris, yo-
- Además, *hip*, ese sujeto me caga. que le gustas. *hip* Y yo- - Aarón tomó mi celular.
- ¡Oye!
- Mia está ocupada.
- ¡¿Quién es?! ¡Te lo juro, te voy a partir la-! –Y lo colgó
- ¿Qué crees que haces?
- Colgarle a un borracho.
- Sí, pero-
- Ya me cansé.

Antes de darme cuenta Aarón colocó sus manos en mi nuca y mejilla juntando mis labios con los suyos. Espera...

AARÓN ME ESTÁ BESANDO.

Intenté separarme de él, pero en lugar de eso, me dejó entre él y la puerta. Mis labios tomaron control de mi cuerpo, una de mis manos fue directo a su cabeza, mientras la otra agarraba el costado de su chaqueta, juntándonos más. Y antes de poder reflexionar, mi boca se abrió lo suficiente para que su lengua buscase la mía y viceversa.

Jamás había sentido tanta necesidad de alguien; pero no quería, NECESITABA BESARLO. Necesitaba sentirlo cerca, sentir su calor, sentir esos labios que me habían obsesionado por tanto tiempo y a los podía hacerme adicta muy rápido. Si no es que ya lo era.

Sintiendo mi ansiedad, llevó una de sus manos a mi cintura, mientras que la otra, buscaba la manera de entrar a mi casa. Al entrar se separó de mí, cosa que me enojó en el momento, pero sólo fue para quitarse su chaqueta y seguir con el asunto importante. Me abrazó por un hombro y mi cintura, mientras que lo abracé por debajo del brazo y agarré ahora su camisa. Una parte de mí moría en este momento mientras la otra disfrutaba de esto.

Nos dirigimos a mi habitación a continuar con el asunto importante.

Ver por cuánto tiempo más podíamos besarnos.

Fuiste Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora