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Terminamos nuestras hamburguesas y nos levantamos dispuestos a irnos. Al momento de despedirnos me acerqué a Kike, quién me dio un beso en la mejilla.

-Nos vemos mañana, maestra.

Y se fue a despedir de Dany, y al parecer retomaron la discusión de si eran novios o no.
Aarón y yo sólo nos reíamos al verlos.

- Oye, disculpa por el interrogatorio en la fila. Si quieres hijos o no, pues no me importa ¿verdad?
- No, está bien... Bueno, no bien, porque no es- No quiero decir de tu incumbencia, pero-
-Lo se, no nos vemos en años y yo salgo con esas preguntas. Honestamente, pensé que te molestarías.
- Lo pensé, pero hasta después, me tomaste por sorpresa.
- Lo siento.

Nos quedamos en silencio, pero fue menos incomodo esta vez. Lo voltee a ver directo a los ojos; se sentía tan bien. 

- Bueno, será mejor que nos vayamos. Es mi empresa, pero debo volver a la oficina.
- De acuerdo, se van con cuidado.
- Creí que "Cuidado" era muy mañoso. - Me sonrió burlón. Gracias por usar mi chiste en mi contra.
- Ja-ja, touché. Mejor váyanse solos.
- Lo haremos.

Nos acercamos a despedirnos; yo llevé mi mano a su hombro para recargarme, y esperaba que su mano tomará mi brazo o algo así. Pero su mano se dirigió a mi cadera apegándome a él.

Quizá no era como tal su intención, pero ese pequeño movimiento hizo que el beso que plantó en mi mejilla durase más, y en vez de poder lanzar mi beso al aire como acostumbro, éste terminó por llegar a su mejilla totalmente.
Cuando no separamos nos vimos a los ojos una fracción de segundo, pero juro que jamás me había sentido más analizada que ahora.

- De- de acuerdo, nos... nos vamos.

Me volteé rápidamente y llamé a Dany; nos acercamos al auto, que estaba estacionado junto al suyo. Los niños se metieron a los autos y nosotros nos quedamos fuera. Metió sus manos en los bolsillos de su pantalón, mientras que yo sólo me recargue en la puerta de mi auto.

- Lleguen bien.
- Claro, te aviso cuando lleguemos.
- ¿Por?
- Así no te preocupas.

Me sonrió mientras se metía a su auto. Me metí al mío con una sonrisa tonta en los labios.

- Tía.
- ¿Sí?
- ¿Amas a Cristóbal?
- ¿Eh? - Volteé a verla. Tenía una expresión seria en su infantil cara.
- Es que...
- Peque, si quieres decirme algo, hazlo. No tengas miedo.
- OK... ¿eres feliz con él?
- ... ¿Por qué lo dices?
- Es que... te veo más feliz con el papá de Kike, que con tu novio.

Bien dicen que los niños y los borrachos dicen la verdad.

Fuiste Siempre TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora