Her » ZAYN

thirty six

Son las doce del día y hasta ahora no me he levantado de la cama. Apenas eran las nueve cuando me desperté así que decidí ver una película y perder el tiempo con mi celular. Me levanto de la cama haciendo un poco de pereza, dejo mi celular a un lado y me voy a bañar. Al salir empiezo a cambiarme poniéndome algo casual, salgo de mi habitación buscando a Anders pero lo único que veo es a todas las mujeres del servicio murmurando cosas.

–¿Qué pasa?

–¡Mire Srta Adler!– dice una de ellas amablemente.

Me entrega un enorme ramo de rosas, haciendo que mis ojos se abran como platos.

–¿De quién vienen?

–Abra el pequeño sobre.

–Bueno vuelvan a sus asuntos, es solo un ramo. Quizás ni si quiera es para Louise– llega Anders llamando la atención.

Las demás la miran con fastidio y se van a hacer lo que tienen que hacer.

–No creo que piensen que no son para mi. Tiene mi nombre escrito.

–Te estaba salvando, ¿Qué pensaría tu padre donde alguna de esas chismosas diga algo?

–Hey algunas son amables– me digo riendo.

–No lo creo, cielo... Siendo tú la hija de Redmond no puedes esperar que te traten como basura.

–Buen punto.

–Ahora ábrelas, y yo diré que son de mi famoso Joseph.

–¿Joseph?

–Oh, mi esposo cielo.

–Claro.

Me río de su reacción al ver que me quedo mirándola, hace un ademan haciéndome caer en cuenta de que tengo que abrir el sobre.

"Para la mujer más bella" leo despacio.

–¿Zayn?

–Sí, abajo dice su nombre.

–¿Y no dice nada más?

–No, pero ayer me dijo cosas muy bonitas y me dio una noticia bastante...– me quedo sin palabras al no saber como describirlo.

–¿Y qué fue?

–Ha cancelado la boda con Scarlett.

– ¿En serio?

–Sí, ha sido tan lindo.

–Pues me alegra por ustedes cariño, pero ten cuidado. No quiero enterarme de que tienes problemas con esa mujer.

–No te preocupes.

–De acuerdo. Ahora baja por favor, el almuerzo está servido.

–Gracias.

Beso su mejilla y bajo las escaleras detrás de ella. Entro en la cocina dejándome llevar por el delicioso olor; la famosa pasta de Anders. Dejo las rosas al lado del lavadero, más tarde las pondré en agua.

–Wow, huele delicioso.

–Gracias cielo.

Tomo un cubierto y me siento en el mesón que se encuentra en la mitad de la cocina, es alto y lo acompañan algunas sillas altas. Empiezo a comer, y cuando estoy por acabar un hombre entra por la puerta trasera. Le calculo unos 50 años, se ve tímido y se acerca a Anders para pedirle el almuerzo de manera amable.

–Cariño, él es Joe. Tu padre lo ha contratado para que lo lleve y traiga a donde quiera.

–Hola Joe, soy Louise la hija de Redmond.