Capitulo 22: Celos Vanos Parte 2

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Evan

Me desperté con un dolor en mi cabeza, fue un día largo el de ayer.

Para colmo Maia me pidió que la dejara en paz.

Yo no quería alejarme de ella...

Solo lo hice por la rabia de comprobar una vez más que Maia es mi debilidad y cualquier cosa que le pase o que sienta yo tengo la estúpida empatía hacia a ella.

Odio sentir esta culpa y necesidad de arreglar todo con ella...

Pero no lo hare... no volveré a disculparme con ella

Ella me necesita al igual que yo y por tal de comprobar mi teoría dejare que ella venga y me pida perdón.

Me meto a la ducha y siento que el agua caliente no calma esta ansiedad.

Husmeo en mi cajón de cosas privadas y busco alguna cuchilla que no haya utilizado, con éxito encuentro una y observo mi cuerpo desnudo frente al espejo.

Soy un monstruo, un asqueroso monstruo inadaptado que no merece vivir...

Los demonios como yo no merecen nada de lo que yo tengo...

Comienzo a marcar líneas con la cuchilla en todo mi tonificado tórax y abdomen.

3...6...15...

Mi abdomen se llena del cálido líquido rojo, mi pecho se torna color rojo, a través del espejo observo como la sangre va cayendo lentamente con mis manos la esparzo por todas partes, las observo con orgullo y placer, con la punta de mi lengua toco la palma de mi mano que está cubierta de mi sangre.

Recuerdo lo delicioso que sabe la sangre de Maia...

Pero por mi estúpido orgullo no volveré a probar...

¡Merezco probar su sangre de nuevo!...

La idea de no probar su sangre me enfurece y comienzo a realizar cortadas en mis brazos y en donde aún quede espacio, cada vez son más profundas y rápidas, mi corazón se acelera comienzo a sudar muy frio y respiración se acelera.

Furioso tiro la cuchilla ya que el filo se había terminado, yo quería hacerme daño... mucho más, mi pecho sube y baja de la excitación y dolor producido por mí mismo.

La sangre no deja de salir de mis muñecas y abdomen, comiendo a beberla, cae en pequeñas cascaditas y chupo, succiono y trago.

Esta sensación de ardor me encanta, pero si sigo con esto llegare tarde a la maldita escuela.

Me adentro nuevamente a la ducha y termino de hacer lo mío.

Salgo de inmediato de mi casa y me coloco el casco para después montarme en mi moto rumbo a la escuela.

Al llegar estaciono mi moto, me quito el casco y acomodo mi cabello ya que se despeino un poco por el casco.

Como siempre mis entradas son estupendas, todos observando mi rareza y lo fantástico que soy.

Lo usual el salón de clases esta vacío ya que soy el primero, de pronto escucho una voz fina reconocida.

Es Maia...

Y que por supuesto viene que con su apuesto novio Trevor, en eso antes de que Maia entre pasa primero Aiza ignorándola por completo.

Aiza se acerca a mí y me saluda con un beso apasionado en mis labios, yo le sigo el juego ya que quiere hacer rabiar a Maia y eso me gusta, como dije todo es para mis propósitos ególatras...

Dulce Sabor a Muerte © Libro I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora