Capitulo 46: Dulce Sabor a Muerte [Maraton Final, Vota Por 2da Temporada]

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Evan

Tener a mi pequeña entre mis brazos fue lo mejor que pudo pasarme desde que me fui de aquí y la deje sola.

Su cuerpo es mucho más frágil y ciento que se encuentra mucho más delgada que antes, su piel es más pálida que de costumbre su cabello es más oscuro parece que no solo yo he cambiado.

- Oh Maia te he extrañado tanto

- ¿Por qué me dejaste?, me hubieses llevado contigo me has hecho tanta falta

- Solo te estaba haciendo daño tu misma lo dijiste

- No es verdad, el daño me lo estaba haciendo yo por no creer en ti, perdóname

- No hay nada que perdonar, te quiero Maia, no hubo día en que no dejara de pensar en ti.

Nos separamos y esos lindos ojitos azules que tanto me encantaban se encuentran acristalados por sus lágrimas.

- No llores más mi niña aquí estoy de nuevo junto a ti

- Lo sé y en mi vida había estado más feliz por esto

- No me volveré a ir si no es contigo a mi lado.

- Te amo, te amo, te amo Evan.

Me besa las mejillas, la boca, los ojos y mi frente repitiendo esa palabra que tanto me gusta escuchar.

- Me encontraron Maia, la mafia de Edward me encontró saben dónde estoy y no sé cuándo se atreverán a acabarme

- Creí que eso acabaría con la muerte de tu padre, ¿Qué es lo que quieren de ti?

- Venganza, por haberles matado a su jefe, no sé cuándo llegaran no sé cómo lo harán pero estoy en peligro y tú también si estás conmigo.

- Yo estaré contigo siempre, y no permitiré que ellos arruinen esto que volvimos a encontrar, te amo y no te dejare nunca más solo... Mi amor- Volteo a ver a Maia y ella se sonroja al igual que yo ante esa palabra- Mi amore- Digo yo y soltamos una risa de enamorados.

- ¿Sabes italiano?- Dice mi chica

- Se muchos idiomas como el italiano, alemán, japonés, portugués y un muchos más, mi madre trato de que yo tuviera la mejor educación posible.

- Por eso eres tan inteligente en la escuela, eres más aplicadas que yo y eso que yo era la nerd.- Ambos reímos.

- Te he extrañado mucho Evan- Me toma del mentón y nos besamos pero no como en los viejos tiempos, si no con lentitud, con amor y cargado de mucha pasión contenida de tanto tiempo- Oh me encantas nena- La tomo del cabello fuertemente y la recuesto en mis piernas ya que estamos sentados en el piso.

- Hazme tuya Evan- Dice Maia y ella con sus dos manos sostiene mi cabello fuertemente y me empuja con necesidad hacia sus labios.

La tomo en mis brazos y me dirijo a mi habitación, no dejo de besarla, poco a poco nos deshacemos de la ropa hasta quedar desnudos, piel con piel como extrañábamos.

Acaricio su espalda mientras el beso, ella toca mis cicatrices lo cual me otorga mucho placer, bajo y beso su cuello.

Bajo un poco más y hundo mi rostro en sus senos me percato de la cicatriz en forma de E que tiene en su seno izquierdo.

Es lo que define que Maia me pertenece en todos los sentidos.

Nos tiramos a la cama y sin dejar de besarnos solamente con caricias logro que Maia esté totalmente húmeda.

Nuevamente bajo dejando besos húmedos sobre todo su tórax, llego hasta su humedad, abro sus piernas y con mis hábiles dedos jugueteo en toda su feminidad.

Mi lengua deseosa de todo su elixir, toca el punto más débil de la mujer donde ruidosos secretos salen de los labios de la perversión.

Después del arduo trabajo de mi hábil lengua un rio cargado de excitación sale de entre las piernas de mi amada, subo y poseo su boca con salvajismo con posesión todo lo que ella me implora con los gemidos de la piedad.

Muerdo su labio inferior y me dejo entrar con la autorización que sus músculos vaginales que se contrajeron de la lujuria me otorgaron.

Duras envestidas provocan gritos de mi amada, sus gemidos y los míos se combinan y hacen una perfecta sonata que no nos cuesta mucho componer.

Una simple pero gloriosa sensación de satisfacción nos envuelves y nos induce a encontrarnos con nuestras miradas, ella saca su cuchillo y – Haz lo tuyo- me dice.

Tomo el cuchillo que tiene gravado en oro el nombre de la perversión y seducción del mismo infierno vestida de mujer, marco una línea recta vertical desde su pecho hasta donde empieza la pelvis.

Ella se arquea de la adrenalina y placer obtenido, - Mas- alcanza a decir con jadeos, mi instinto sádico es tentado por aquella voz cargada de excitación que proviene del infierno de mujer.

Sedo a su petición como buen sumiso de mi amada, otros cortes más se hacen presente en su bello, bello abdomen.

Mi lengua deseosa de ese líquido color carmesí que derrocha de su cuerpo se acerca para atrapar las gotas, las saborea, las chupa y succiona mientras la espalda de mi amada se arquea del placer.

Sin darme cuenta ella tomo su cuchillo y me hace una gran herida placentera en mi pecho para saborear el dulce elixir que anuncia la muerte.

Nos seducimos a miradas, chupamos, succionamos este amor y deseo carnal que nos invade todo nuestro cuerpo, junto a un pequeño aliado vital que recorre nuestras venas, es un dulce encuentro intimo entre los dos es un dulce sabor a muerte.

Respiramos profundamente y descansamos de tan bello momento, ella se duerme en mi pecho y yo solo sobo su ahora oscuro cabello.


Dulce Sabor a Muerte © Libro I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora