Evan
Maia ha estado muy triste desde aquel incidente con Trevor, no es divertido estar a su lado ya que siempre está deprimida y callada o si no simplemente se encuentra llorando, desearía hacer algo para que regrese a ser la misma Maia antes.
¿Tanto quería al idiota de Trevor?...
Me molesta que sea por él, el motivo de su tristeza...
Tengo que hacerla feliz... solo para que olvide a ese niño bonito.
Es sábado en la mañana y no tengo nada que hacer, visitare a Maia para que se despeje de la dura semana de exámenes que tuvimos.
Llego a la casa de la pequeña y toco la puerta, su madre muy gentil me abre la puerta y me deja pasar. Subo hasta la habitación de Maia y con cuidado abro la puerta, ella se hunde en sus sabanas.
- Hola Maia, ¿Cómo estás?, te traje unas rosas.
- Gracias, puedes dejarla en el buro.
- No vale la pena estar triste por alguien como el idiota de Trevor, anda sal de la cama y a disfrutar de la vida.
- No quiero Evan, ¿acaso no entiendes?, él era el amor de mi vida no sabes cuantos días rogué por llamar su atención, cuantas noches llore por que salía con todas menos conmigo. Lo he amado desde el tercer grado él es el sueño de toda chica, y cuando ya lo tenía en mis brazos lo eche todo a perder... soy tan estúpida.
- ¿Enserio lo querías tanto?
- Si, por que lo preguntas
- Entonces por qué lo engañabas conmigo, porque hacías el amor conmigo y no con él, tuviste la oportunidad de perder la virginidad con él y la perdiste conmigo, porque me besabas con esa pasión si lo amabas el... ¿Es amor o capricho?
- P-por q-que... Y-yo s-solo... no lo sé.
- Piénsalo Maia, en lo que eso pasa levántate ponte algo de ropa decente y ven conmigo.
- ¿A dónde vamos a ir?
- A donde veas de lo que te pierdes.
La niñita corre a cambiarse al baño y sale con unos pantalones normales y su sudadera gris, su cabello luce despeinado como siempre y su rostro se ve pálido después todos esos días de llorar.
Ya estando lista se despide de su mama y nos montamos en mi moto. Conduce alrededor de una hora para llegar a una montaña más allá del bosque.
El clima estaba frio pero vale la pena soportar el frio para llegar a tal paraíso.
Estaciono mi moto debajo de un árbol y bajamos de él, Maia se asoma a la inclinación de la montaña.
- ¿Es alto no es cierto?- Digo mientras me quito la sudadera.
- Si, pero ¿Por qué te quitas la sudadera? Hace mucho frio.
- Porque mediremos la inclinación de la montaña, tú también deberías quitarte la sudadera y tu pantalón
- ¿Estas demente? Hay mucha brisa estoy temblando del frio y tu ¿Quieres que me quite la ropa?, ni en sueños.
- Entonces tendré que deshacerme de ella, tú decides.-Le muestro mi cuchillo.
- Bien- Bufa y comienza a quitarse la sudadera y los pantalones quedando en boxers y camiseta interior.- ¿Ahora qué?- Pregunta algo molesta.
Me acerco a ella y por la cercanía retrocede un poco- Esto es lo que te pierdes-.
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Dulce Sabor a Muerte © Libro I y II
Ficción GeneralSin darme cuenta ella tomo su cuchillo y me hace una gran herida placentera en mi pecho para saborear el dulce elixir que anuncia la muerte. Nos seducimos a miradas, succionamos este amor y deseo carnal que nos invade todo nuestro cuerpo, junto a un...